Nélson Villavicencio Chitty: Desafíos políticos 2014, mensaje a la clase política venezolana

Nélson Villavicencio Chitty: Desafíos políticos 2014, mensaje a la clase política venezolana

La nueva elección de autoridades locales en Venezuela coloca en el corto plazo el debate de la supremacía política de los grupos políticos participantes. Condiciones, vencedores y perdedores, nueva configuración política local del poder, potenciales candidatos y rivales de actuales gobernadores, negociación en las cámaras legislativas municipales, perspectivas para las elecciones legislativas del 2015, son temas que surgen y tendrán su lugar en los próximos días en la opinión pública y en las actividades de la política venezolana.

Advertidos y advirtiendo al país que el año 2014 será de importantes administraciones de “shocks” desde el Gobierno por las medidas económicas que están obligados a tomar queremos hacer saber nuestras consideraciones desde la perspectiva política, producto de la naturaleza de nuestro trabajo como participes del Centro de Estudios de Asuntos Públicos. Estas reflexiones para la ciudadanía en general, pero con especial atención a la clase política venezolana son las siguientes:

Hay un Chavismo sin Chávez.





El día 8 de diciembre nuestro país vivió un plebiscito que nada tuvo que ver con el planteado por la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Haciendo a un lado la interpretación que de los diversos sectores políticos harán de los resultados electorales, una certeza inexpugnable es que el chavismo sin Chávez dejó de ser una insinuación permanente para convertirse en una realidad política mesurable y localizable. Durante los últimos años, Hugo Chávez consolidó un capital político que ahora rinde sus frutos.

Por esta razón, la maquinaria del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuenta con una base electoral radicalmente fiel a su proyecto. La región de los llanos, el oriente del país y los sectores populares urbanos, continúan siendo un portentoso capital político que cuenta con al menos 4,9 millones de votos duros. Estos, siguen formando parte de un movimiento que ha sabido trabajar simbólica, social y políticamente el profundo deterioro del tejido social heredado por los gobiernos anteriores.

La maquinaria discursiva chavista ha encontrado en Maduro un peculiar, pero efectivo orador, que continúa -a pesar de las contradicciones- racializando y sexualizando el discurso de clases. La foto del buró político del chavismo es mucho más femenina y multiétnica que el retrato opositor. Un presidente obrero es para el chavismo, la reedificación máxima del verdadero cambio social. Y si a eso le agregamos que es mestizo y está acompañado de la primera ministra de la defensa mujer de nuestra historia, el chavismo tiene en Nicolás Maduro un legítimo hijo de Chávez.

Muy por el contrario, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), continúa siendo poco más que una efectiva y potente maquinaria electoral. La generación de relevo se circunscribe al pequeño grupo de ungidos por el gabinete ejecutivo que no tienen la legitimidad incuestionada de su líder, junto a que las elecciones internas fueron remplazadas por el sectarismo de Maduro, que ha mostrado su devoción por la farándula y la anti política (Pérez Pirela, Villegas, Vallenilla y el “Potro” Álvarez). El futuro es poco promisorio para la expansión del PSUV como partido, si reduce la construcción de su proyecto político al pragmatismo electoral.
La necesaria lucha simbólica y cultural de la oposición Venezolana.

En estas elecciones la oposición venezolana no logró definir la agenda política nacional, pero aumentó su poderío local. La transformación de este nuevo poderío local en mayor incidencia en la política nacional dependerá de las próximas acciones que en conjunto y no fragmentadamente consoliden los nuevos detentores de estos espacios en acciones y estrategias de convivencia política.

La recuperación de las municipalidades en las capitales de mayor densidad demográfica, no es un dato irrelevante políticamente. Este tipo de victorias, refleja que el discurso e incidencia de la oposición venezolana está circunscrito ventajosa y tradicionalmente a un grupo limitado y limitante de la población nacional asociado a valores éticos y realidades económicas particulares.

La superación del electorado por parte de la oposición venezolana, pasa por plantearse una batalla política en el plano simbólico, cultural, narrativo y discursivo. Solamente construyendo un discurso más cercano a las sensibilidades, percepciones, valores y representaciones de los estratos más desfavorecidos del país, la oposición venezolana podrá construir una nueva mayoría. Por ello el 2014 debe ser el año para el planteamiento de una nueva agenda política que incluya la transformación de su narrativa simbólica y cultural que permita la legitimación de este actor político en sectores de la sociedad distinto a los urbanos tradicionales.

Cada elección conlleva a la legítima recomposición de las fuerzas políticas a lo interno de la MUD, este hecho eleva el cuestionamiento sobre su modo de actuar y restructurar los liderazgos. Tomando en consideración que la unidad es necesaria para la consecución de objetivos políticos con mucho más réditos, no hay, ni habrá espacio en el corto plazo para escenarios de competitividad política individual y aisladamente.

Toda la competencia política se debe dar en el marco de la Unidad, entendida como un contexto de resistencia. El año 2014 representa la oportunidad para que los factores asociados a la MUD manifiesten que son más que un espacio electoral. El 2014 será un año de profunda politización del país, lo que parece paradójico en un año no electoral, sin embargo, en Venezuela, las elecciones se han vuelto tradición y la negociación, el diálogo, el debate, la construcción de espacios en común (todo lo que edifica la res-pública) la excepción. En el futuro esperamos que esta tendencia se revierta.

Nelson J. Villavicencio-
@villachitty
villachitty.blogspot.com