Victor Vielma Molina: El bien para derrotar al mal; tiene que actuar

Victor Vielma Molina: El bien para derrotar al mal; tiene que actuar

¿Por qué la revolución teme atacar a la delincuencia y no frena su acción criminal? ¿Por qué, ante el descontento de la población y la opinión pública, censura a los medios de comunicación y busca ocultar su inefectividad bajo el “ruido blando”?  Maduro, con su miedo a la libertad, conmina “a sacar el tema de la seguridad” del discurso político. Pareciera decir: ¡No te indignes! ¡Silencio! ¡Cállate! Si las víctimas no son tus familiares, no protestes ni manifiestes dolor. Si lo son, entiérralos; no los haga un asunto político. De tal manera, ante su fracaso, por no poder ofrecer seguridad a los venezolanos, carga la responsabilidad de la violencia sobre los medios de comunicación y las telenovelas. Recuerdo que el escritor Salvador Garmendia, irónicamente se preguntaba, allá por los años ´70, sobre ¿quién era el culpable de la violencia que alimentaba a las grandes guerras y a los sanguinarios de la Edad Media, si no había televisión?

En el libro Dilemas del presente, del locutor venezolano Iván Loscher. En una de las preguntas que hace, al  corresponsal de guerra Jon Lee Anderson, expresa: “Hablando de filósofos, Aristóteles y Platón tenían dos posiciones muy distintas con relación a la tragedia. Platón decía que volvía sensibleros a los griegos, los atontaba. Aristóteles, tal vez, fue más agudo, al decir que la tragedia era importante porque se llevaba a cabo un proceso de catarsis en el espectador. O sea, vivía los destinos del drama que se desarrollaba sin arrastrar las consecuencias reales y dolorosas de lo que estaba viendo.”  En consecuencia, Jon Lee Anderson responde: la gente tiene que conocer “al mundo real”. Carlos A. Pérez,  autor de la telenovela aludida por el presidente Nicolás Maduro,  replica: “Los dramas telenovelescos siempre establecen una batalla entre el bien y el mal, en la que termina imponiéndose el primero sobre el segundo, para que reine la dicha de los que son buenos en el mundo.”

El gobierno, pareciera que cede poder al malhechor. Los delincuentes, como azotes de la población trabajadora venezolana, son criminales y siembran terror. Y a quien siembra terror, para decirlo a la manera del filósofo  André Glucksmann: “debe combatirse de frente, espiritual y materialmente.” Pues, Ineludiblemente, el bien para derrotar al mal; tiene que actuar.





 

Víctor Vielma Molina/Educador/[email protected]