Buhoneros venden a 90 bolívares la harina de trigo

La mayoría de los clientes se queja de los altos precios y la especulación

La escasez no es exclusiva de la red formal de alimentos. En los tarantines informales ubicados en los alrededores del mercado de San Félix, la oferta de productos ha disminuido no sólo por temor a sanciones y retenciones de la mercancía, sino por la dificultad de conseguir los productos, publica Correo del Caroní.

Mientras menor es la oferta de productos, mayores los precios y la relación se puede constatar fácilmente en los puntos de venta de la calle.

La leche Zulimilk, la única que se pudo conseguir en un recorrido realizado este lunes, es vendida con 368% de sobreprecio, pues cuesta en la actualidad Bs. 150 la bolsa de 900 gramos, pese a que está regulada en Bs. 32,04.





El mismo empaque ha llegado a costar Bs. 200, expresa una vendedora, que prefirió no identificarse, y que ubica la génesis del problema en la distribución del producto, que asegura llega a los comercios chinos y luego es revendida a mayoristas que colocan el rubro -ya con sobreprecio- en manos de los vendedores informales.

El café de 500 gramos es vendido en Bs. 35, pese a que su precio oficial es de Bs. 23,29, de modo que el sobreprecio alcanza a 50,2%. La presentación de 250 gramos, regulada en Bs. 11,64, es vendida a Bs. 20.

La harina de trigo, un rubro escaso -incluso- en las panaderías es vendida en Bs. 80 si es marca Robin Hood y Bs. 90, marca Blancaflor, en los tarantines informales. La harina de maíz precocida, regulada en Bs. 7,41, es vendida con más de 400% de sobreprecio en Bs. 40; mientras que la mantequilla ha escalado a Bs. 50.

El aceite de girasol, regulado en Bs. 9,35, es comercializado en Bs. 45. En el rubro de repostería, la leche condensada alcanza a Bs. 90.

“¿Cómo uno va a denunciar a los chinos si ellos son los que venden el producto? ¿Qué más opción le queda a uno?”, dijo una vendedora del centro de San Félix, quien añadió que las ganancias son bajas, pese a las acusaciones de los compradores. “Me río cuando la gente me acusa de especuladora, si les parece caro que no lo compren”, añadió.

“Nosotros también nos quejamos de los precios”, agregó otra vendedora informal.

“A veces uno le gana dos bolívares a cada artículo porque lo compramos a los revendedores, es una cadena”, aseguró otra comerciante del centro de San Félix.