Eduardo Battistini: Efecto Socialista

Eduardo Battistini: Efecto Socialista

Juan a quien le decían “Juancito” lo recuerdan sus amigos como un adolescente que lanzaba panfletos subversivos, pintaba graffitis de “patria o muerte” en el esplendor de la revolución cubana, el que se tatuó en el brazo la imagen del Che. En la universidad la piedra en la mano, la canción de Alí, Carlos Marx y sus ideas eran no solo su único lenguaje sino su forma de vida. Sus discursos incendiarios de justicia e igualdad social arrancaba aplausos y aglutinaba voluntades en sus compañeros.

Después de graduarse, como era lógico, se alistó a la política partidista, en aquellos tiempo en la juventud del Partido Comunista, desde allí vivió la decadencia de la democracia nacional y la aparición del caudillo o líder de la asonada del 4 de febrero y 27 de noviembre. Solo bastaron algunos años de esos hechos para que su vida cambiara y “Juancito” pasara de ser un luchador de calle a un funcionario de alto rango en el gobierno del pueblo. Tantas promesas y ideales debieron ser tatuados en su piel como la figura que de joven se hizo del Che para que el poder no se las hiciese olvidar.

“Juancito” hoy es irreconocible, cambió la franela de combate y los zapatos para “escapar” de la policía, por ropa de marca exclusiva, ya no se acuerda tanto del Che cuando aterriza frecuentemente en el aeropuerto de Miami, ya no suena en la radio de su camioneta blindada la canción de Alí, defiende los logros en educación de la revolución pero sus hijos están estudiando fuera del país, ya no baja el vidrio para darle la mano al pueblo que lo llevó allí.





Esta historia es simplemente el reflejo de la doble moral socialista, que vive rodeada de privilegios mientras el pueblo vive rodeado de promesas incumplidas.

Primero Justicia

@ebattistini