Dos procesos a “El Chapo” por crimen organizado

Dos procesos a “El Chapo” por crimen organizado

 Jueces federales mexicanos abrieron dos procesos penales por crimen organizado al barón de las drogas Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero evitaron enjuiciarlo por una acusación de tráfico de cocaína al considerar que no hay pruebas que demuestren su responsabilidad en ese delito.

(foto AP)
(foto AP)

Guzmán, señalado como el líder máximo del cartel de las drogas de Sinaloa, enfrentará los procesos en la prisión de máxima seguridad al que fue internado tras su captura el fin de semana, aunque aún puede apelar las decisiones judiciales.

Un juez abrió el primer proceso por delincuencia organizada con base en acusaciones que datan de 2011.





El segundo proceso por crimen organizado es de 2009 y es parte de una acusación en la que también se le imputaba el delito de tráfico de cocaína. Sin embargo, el juez del caso señaló que la autoridad no demostró su responsabilidad en ese último delito.

Guzmán tiene tres días hábiles para apelar las decisiones de los jueces.

El inicio de los procesos penales garantiza que el capo permanezca en el futuro inmediato en México y que no sea extraditado rápidamente hacia Estados Unidos, donde es buscado en siete tribunales.

El procurador Jesús Murillo Karam dijo el martes en Radio Fórmula que en total hay ocho procesos que cursan en México en contra de “El Chapo” y aunque dijo que en su momento analizarán un eventual pedido de extradición, “por lo menos pronto no creo que se dé”.

El jefe del cartel de Sinaloa fue detenido el sábado en un condominio en el balneario turístico mexicano de Mazatlán con lo que terminó una cacería de 13 años contra quien fuera considerado por autoridades como el capo más poderoso del mundo.

Guzmán se fugó de otra prisión de máxima seguridad en el occidente del país en 2001, aunque ahora las autoridades aseguran que no hay posibilidades de que se escape.

Altos funcionarios han dicho que antes de considerar la extradición a Estados Unidos, esperan que Guzmán enfrente todas las acusaciones en el país y que sea sujeto a interrogatorios por parte de autoridades mexicanas para obtener información que permita desmantelar el cartel de Sinaloa, el principal grupo del narcotráfico en México, y que se ha extendido a una docena de otros países.

“Este es el principio de toda una investigación profunda que nos permita erradicar de lleno la organización (de ‘El Chapo’)”, dijo el procurador Murillo.

Pero expertos consideran que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no ha sido capaz hasta ahora de que arrestos de figuras de alto perfil se traduzcan en investigaciones que permitan desmantelar las complejas redes criminales.

Para analistas tanto en México como en Estados Unidos advirtieron también que mantener a Guzmán en México podría hacer que se desperdicie la posibilidad de explotar los conocimientos del capo, sobre todo porque las autoridades estadounidenses han mostrado en el pasado una mayor habilidad para ofrecer a criminales capturados los incentivos necesarios para que cooperen con los fiscales.

Autoridades estadounidenses suelen utilizar a familiares como medio para presionar a presuntos criminales a fin de que les entreguen información. A veces, incluso amenazan con dejar a sus seres queridos sin dinero al congelar los bienes de capos que se nieguen a cooperar.

Guzmán fue capturado en un condominio en el que estaba su esposa Emma Coronel, una ex reina de belleza y sus dos hijas gemelas. A Coronel la dejaron ir porque no había cargos en su contra. Para algunos observadores, fue una oportunidad que no se habría dejado perder en Estados Unidos.

“Los fiscales de Estados Unidos tienen muchas herramientas… Ellos pueden ofrecer muchas más cosas que las autoridades mexicanas”, dijo Alejandro Hope, analista de seguridad y ex miembro de la agencia de inteligencia mexicana. “Ahora el reto es mantenerlo en prisión. Eso sería un éxito suficiente. (Pero) no creo que vaya a dar mucha información”, añadió.

David Weinstein, un ex fiscal adjunto en Miami, dijo que la principal preocupación de que Guzmán permanezca en una prisión mexicana es la posibilidad de que desde ahí siga operando su imperio de las drogas.

Weinstein, que dirigió la sección de narcóticos en Miami, comentó a la AP que estaba casi seguro que “El Chapo” recibió ayuda de algunas autoridades mexicanas para evadir la justicia por tanto tiempo.

“El Chapo” Guzmán fue internado en “El Altiplano”, la principal cárcel federal del país, considerada una de las más seguras, donde también se encuentran presos otros importantes capos de las drogas como el líder de Los Zetas, Miguel Angel Treviño “Z-40” y Edgar Valdés Villarreal “La Barbie”, quien llegó a ser jefe de sicarios del cartel de los hermanos Beltrán Leyva.

Abierta en 1991, “El Altiplano” se localiza en un área rural aislada del Estado de México, vecino a la capital, y es permanentemente resguardada y tiene fuertes medidas de seguridad para su ingreso.

Los reos están distribuidos en ocho módulos según su peligrosidad y perfil criminal.

El acceso al penal es restringido y para ingresar se hace una revisión minuciosa en la que las personas son obligadas incluso a desnudarse para que cada prenda de vestir sea revisada.

Los internos son vigilados las 24 horas. “No tienen privacidad incluso para usar el sanitario”, dijo a la AP Catalina Pérez Correa, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas y coautora de una encuesta hecha a internos en prisiones federales en 2012.

Dijo que había reos que decían estar en una celda con otro preso, pero también había quienes estaban solos. Los presos suelen estar “bastante aislados de otros internos, sobre todo aquellos de alto perfil”, añadió la investigadora.

A los reos de alto perfil se les deja salir una hora de su celda a pasear en un patio pequeño. No se les permite leer periódicos y revistas; tienen acceso limitado a libros, pero pueden ver televisión en horarios restringidos. Las autoridades dicen que les ofrecen hacer actividades deportivas, pero no hay talleres en los que los presos puedan trabajar.

Poco después de su arresto, usuarios de las redes sociales pusieron en duda que el hombre detenido no se pareciera a “El Chapo” Guzmán. Pero el martes, el área de servicios periciales de la Procuraduría General de la República señaló que se realizaron tres pruebas, incluida una genética y otra de huellas dactilares, que les hacen tener la certeza de que se trata del capo de las drogas.

La captura de Guzmán puso fin a una prolongada búsqueda desde que escapó de prisión en 2001 en un camión de lavandería, hazaña que alimentó la leyenda tejida alrededor del capo de capos mexicano. AP