Pablo Aure: Reto a Ameliach

Pablo Aure: Reto a Ameliach

thumbnailpabloaureLa paz es imposible alcanzarla mientras no hablemos con la verdad, ni exista justicia. Promover conferencias de paz cuando quien la convoca es el principal opresor no tiene sentido y de entrada queda desnaturalizada. En Venezuela no solamente hace falta la paz, sino la libertad, que la tenemos secuestrada desde Miraflores y La Habana.

Los milicianos cubanos defienden lo que creen es suyo. Y por eso están dispuestos a matar sin miramientos. Ellos saben que cuentan con una Fiscalía y un Poder Judicial para ser exculpados. Ollas de guisos podridos se destapan a diario. No sé qué será de esos fiscales y jueces del horror, que deshonrosamente le tienden la cama a los esbirros del régimen, cuando salgamos de la tiranía. Con qué cara verán a sus hijos.

Comisión de la verdad





Señores: ¿necesitamos una “comisión de la verdad” para investigar la represión brutal que se ha desatado en los últimos días? ¡Claro que no! Todos sabemos desde dónde han emanado las órdenes. Por ejemplo, en Carabobo nadie puede poner en dudas que el responsable directo del asesinato de Génesis Carmona es el gobernador Francisco Ameliach, quien un día antes lo había advertido con su llamado ¡Contraataque fulminante!

Desde luego que cuando esta pesadilla termine, sí será necesario conformar una comisión de ciudadanos serios, honestos y decentes para investigar muchas otras cosas. Se descubrirán asuntos que hasta ahora no conocemos, comenzando por la presencia de milicianos cubanos dentro de nuestra Fuerza Armada, así como también de otros desafueros y de la grosera corrupción. Evidentemente, a partir de allí comenzará a resplandecer la luz de la justicia que se encuentra apagada desde hace varios años.

La historia mundial nos informa que las “comisiones de la verdad” únicamente son eficientes cuando la crisis es superada ¿Se nos olvidó en qué paró aquella “comisión” que se encargó de investigar los sucesos del 11 de abril del 2002? Mientras estemos inmersos en el conflicto jamás se logrará determinar la verdad de nada, y mucho menos cuando los miembros de esa comisión están desprestigiados ¿Cómo creer en algo que investigue Pedro Carreño o Luisa Ortega Díaz? Los integrantes de la Comisión de la verdad deben ser confiables, y sobre todas las cosas, deben ser nombradas por un amplio consenso nacional, que hoy no existe.

Conferencia de paz

Parecía un evento carnavalesco eso de una “conferencia de paz” convocada por el mismísimo culpable del desacuerdo nacional, de la crisis y del represivo régimen que padecemos en Venezuela. Se quiso disfrazar de corderito, pero todos lo conocemos. Quién puede comerse el cuento de que busca la paz alguien que durante 15 años ha promovido y patrocinado la guerra. Esa mesa directiva estuvo presidida por la crema y nata de la intolerancia y por los autores de las más descaradas tropelías.

La MUD tuvo la acertada decisión de no acudir a ese llamado. Desde luego, se trataba de un show mediático para presentar a Nicolás Maduro como el gran pacificador. Entiendo la presencia de Lorenzo Mendoza, y del presidente de Fedecámaras. Ellos son empresarios y tratan de velar por sus intereses, pero además de eso, han sido señalados como los gestores de una tal guerra económica. Lo que sí me pareció inconcebible es que gobernantes electos popularmente con ventajosa votación, también hasta hace poco perseguidos, se hayan presentado tan ingenuamente a esa maniobra. Nos pareció un error que dieran la espalda a la MUD y al pueblo que se jugó el pellejo para que ganaran las elecciones. El tiempo dirá.

¿Paramilitar yo?

El viernes en la tarde y en plena “conferencia de paz”, Nicolás Maduro enfiló su artillería contra quien escribe esta columna acusándome directamente de entrenar grupos paramilitares, nada menos y nada más que en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo. Hay que ser osado para no sentir el más mínimo respeto por la decencia e inteligencia de los universitarios y del pueblo carabobeño con esa infamia. Desde hace algunos días estaban montando esa olla podrida, como lo suele hacer el régimen (lo único que sabe hacer). Todo comenzó en la red social twitter, y luego en el canal del Estado VTV. Mostraban fotografías de personas con vestimenta militar de camuflaje, tomadas en la facultad de ingeniería. Al parecer las fotos son reales, pero la comparación y el enlace con mi persona es absurdo. Esas fotos fueron tomadas, supuestamente, durante unas prácticas del deporte conocido como Air Soft, que lo practican -o lo practicaban- los domingos en los espacios de dicha Facultad. Nunca asistí a esas actividades ni tampoco tengo nada que ver con dicho deporte. Pero eso es lo menos importante para Ameliach y los difamadores de oficio, pues lo que interesaba era preparar una excusa para abrirme un expediente. El diabólico plan es: hubo un fallecido durante las manifestaciones de El Trigal el viernes. Inmediatamente mi nombre salió a relucir como supuesto responsable, ya que según el gobierno central, a sugerencia de Ameliach, yo soy un paramilitar. ¡Mentirosos! Lamentablemente, y como en todas las dictaduras, ese espacio empleado por Nicolás Maduro para arengar criminalmente a sus bandas en mi contra -en cadena nacional- jamás me lo concederá a mí para mi defensa y poder relatar la realidad de los hechos.

Podrán amenazarnos y difamarnos. Harán lo que les provoque, pero jamás nos silenciarán, porque nos asiste la fuerza de la razón y el testimonio unánime de la sociedad valenciana que nos conoce y sabe que estamos decididos a luchar sin flaquear.

Ameliach te invito a debatir

En democracia, las diferencias se discuten en público. Nunca se utiliza abusivamente del poder para eliminar a los adversarios. Yo digo que Ameliach es el responsable de la violencia en Carabobo, y él dice que yo soy un paramilitar. Siendo esto así, pues entonces que el pueblo lo dirima y diga quién tiene la verdad. Ojalá no se acobarde y tenga la gallardía de aceptar este reto. El lugar que él quiera, y a la hora que él determine. Pero eso sí que se transmita por el canal del Estado, así como también en otros medios radioeléctricos. De esta manera él podrá argumentar sus denuncias y lógicamente, yo las mías. ¡Espero tu respuesta Ameliach!

Reflexión final.

El comandante, la KGB y el G2

De esto era lo que inicialmente quería hablar, pero las acusaciones en mi contra me hicieron desviar la atención de lo que creí originalmente.

La conferencia por la paz se inició con la entonación del Himno Nacional con la voz del comandante fallecido. La verdad, siempre me ha impresionado la necesidad que tienen los rojos de usar al líder intergaláctico en sus eventos. Es como si su nombre los protegiera y lo necesitaran para sentirse seguros. Sin su invocación se sienten desguarnecidos. Esa fidelidad y culto a una persona muerta es un síntoma de inestabilidad emocional grave. La ciencia psicológica del siglo XXI explica bien esa patología referida a la carencia de una identidad propia.

Lo mismo ocurre con las ideas: necesitar las ideas del siglo XIX para vivir el siglo XXI es realmente nefasto, ya que no solo es producto de una profunda colonización mental, sino consecuencia de una protuberante ignorancia. Son ideas muertas que no germinaron nunca, que se secaron con la extinción del pregonado socialismo real de los años sesenta de la URSS y que se pudrieron en la Cuba heredera del experimento soviético. Por cierto, lo único que parece haber sobrevivido de estas experiencias es la acumulada por la policía política conocida como la KGB soviética que fue traslada al G2 cubano de manera intacta; y ésta, para desgracia nuestra, se aplica hoy en Venezuela.

Estas ideas muertas dejaron a Cuba como un cascarón vacío solo mantenido por las prácticas represivas y el consecuente miedo. Por eso, cuando uno piensa y se pregunta contra quién luchan nuestros estudiantes y la sociedad civil, debe responderse que se lucha contra una práctica de inteligencia acumulada, policial y represiva, cruel e inhumana, cuya expresión no es venezolana: es cubano-soviética.

@pabloaure