¿Qué pasa cuando se nos duerme un brazo?

brazo

Es prácticamente imposible que nunca te haya sucedido. Ya sabes, te quedas dormido en una posición poco decorosa y apoyado sobre tu brazo y de repente, al despertar sientes un hormigueo, una extraña sensación que te hace pensar que, mágicamente, ¡te has quedado sin brazo! Informe21

¿Nunca has sufrido el entumecimiento de un brazo o una pierna? ¿Te has preguntado acaso por qué? ¿Cómo ha sucedido y qué es lo que realmente ha pasado, a nivel fisiológico, para que tengas esa sensación? Sin lugar a dudas, es oficialmente una de las sensaciones más extrañas… Pero tranquilo, ya no tienes que preguntártelo, he aquí las respuestas.





Cómo y por qué “se duermen” los miembros

Bueno, como te mencionaba, esto es algo que a cualquiera de nosotros nos ha sucedido. De hecho, antes de escribir estas líneas, sentado frente a la computadora se me durmió tremendamente la pierna, ¡hasta me dolía! Así es que pensé en investigar un poco al respecto y compartirlo contigo, como siempre.

Otra cosa que seguramente se te pasó por la cabeza es que se trata de algo relacionado con los nervios, el cerebro o el flujo sanguíneo en general, ¿no es así? Pues ¡muy bien! El hecho de que se desarrolle esa incómoda sensación en nuestros miembros está directamente relacionado con los nervios.

Generalmente, la sensación ocurre cuando estamos en una posición en la cual se aplica cierta presión que corta la correcta comunicación entre el cerebro y determinadas partes del cuerpo. Esa presión comprime las vías nerviosas, por ejemplo, en el brazo, de forma tal en la que los nervios no consiguen transmitir los impulsos electroquímicos al cerebro para darle las instrucciones y la información necesaria como para, al menos, reconocer esa parte del cuerpo, o sea el brazo (aunque puede ocurrir con los dedos, las manos y las piernas).

Esos impulsos nerviosos, viajando a máxima velocidad desde cada rincón del cuerpo, son los que llevan la información sensitiva al cerebro, pero si la interferimos, interferimos también con la capacidad de nuestro cerebro para reconocer nuestras estructuras, identificarlas y darle órdenes.