Apartheid de la Izquierda en Venezuela por @edgardoricciuti de @VFutura

Apartheid de la Izquierda en Venezuela por @edgardoricciuti de @VFutura

thumbnailEdgardoRicciutiLa alternancia en el poder de dos o más partidos políticos, ideológicamente diferentes y bien definidos en sus programas, es uno de los factores más importantes de la estabilidad política en sistemas liberal-democráticos. De hecho, es en las contiendas electorales cuando los electores avalan o desaprueban el desempeño de los partidos en el poder, reemplazando o reeligiendo a sus dirigentes. Es el temor a un juicio negativo el mejor estímulo para impulsar soluciones positivas por parte de los grupos que aspiran a ser gobierno.

Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX, los países occidentales han seguido una política económica inspirada cada vez más en el gasto muchas veces deficitario. La base de esta política fue la de apoyar una siempre creciente demanda de bienes, en tiempos de estancamiento económico, a través del gasto público, incluso en situaciones de déficit presupuestario.

Venezuela no escapa a esta realidad, no obstante sus enormes riquezas energéticas que le permitieron salir de muchas de las cíclicas crisis estructurales, que derivan de la aplicación de esta irresponsable política de endeudamiento público. Los resultados de tan absurda y miope política, que apuntan exclusivamente al mantenimiento de un electorado clientelar, están a la vista.





Las decisiones económicas de Acción Democrática, COPEI y Convergencia, en gobiernos anteriores al actual, poseían como único fin el de mantener a un rebaño de electores a través de todo tipo de promesa o prebenda. El régimen comunista que desde 1999 llega a Venezuela, no hace otra cosa que exacerbar las políticas clientelares y la destrucción del país, a través de controles y expropiaciones.

Hay que aclarar que dichas directrices no responden a la ignorancia, inexperiencia o ineficiencia, sino que son implementadas para el empobrecimiento de la Nación, para poder ejercer una dominación más holgada sobre su población.

Es en el último régimen, más abiertamente influido por la ideología marxista, donde adviene la más grotesca y vil traición a la Nación, jamás perpetrada: la entrega de la Soberanía de Venezuela a Cuba y a la Internacional Socialista.

Clientelismo por un lado y traición a los valores nacionales, se vinculan a una exacerbada orientación socialista-internacionalista, típica de todas las ramificaciones del marxismo.

La invasión de la que es objeto Venezuela se estructura sobre dos pilares fundamentales: el primero es la pobreza, producto de una política de Estado conducida con alevosía para ese fin. El segundo, la inexistencia de partidos políticos conservadores, es decir, organizaciones representativas que tuvieran visiones diferentes al socialismo internacionalista.

El pensamiento marxista y su internacionalismo son referencia obligada, en mayor o menor escala, de todos los partidos políticos venezolanos. Su doctrina, contraria a todos los más altos y heroicos valores de pertenencia nacional, envicia y predispone al hombre al sometimiento y a la humillación.

Ni la Doctrina Social de la Iglesia, que inspiró al socialcristianismo de COPEI; ni la desviación del marxismo en la socialdemocracia de Bernstein, Lassalle y Luxemburg, que influiría sobre la formación de Acción Democrática; ni mucho menos todos los restantes partidos de izquierda ortodoxa de ayer y hoy en Venezuela, formarían políticos, intelectuales y empresarios concientes del peligro del internacionalismo marxista.

Al ser todos educados en el mismo esquema, con el mismo paradigma como referencia, se hizo imposible esa alternancia que probablemente habría alertado e impedido tan humillante destino como el que hoy vive nuestra Venezuela

 

Edgardo Ricciuti