¿Culto religioso? Imaginario político de Chávez en textos escolares enciende las alarmas

¿Culto religioso? Imaginario político de Chávez en textos escolares enciende las alarmas

Foto La Verdad
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El texto de Ciencias Sociales, de cuarto grado, -titulado Venezuela y su gente- recibe a sus pequeños lectores con la siguiente advertencia: “Este libro puede ser acusado por algunos de que quiere enseñar demasiado. Nada de eso, lo que pasa es que para hacer comprender una cosa es necesario explicar muchas otras”. Es esa la carta de presentación de la Colección Bicentenario, con la que estudian niños y jóvenes de educación básica y media en cientos de planteles y en cuyas páginas se les pregunta constantemente qué opinan de los consejos comunales y las relaciones con Irán. Para hojearlos, puede acceder a la página web del Ministerio de Educación, reseña La Verdad.

La primera acusación -y hay varias, en efecto- viene de los padres: “Quieren adoctrinar a nuestros hijos”. ¿Pero a qué se debe este revuelo? La repuesta puede estar, por ejemplo, en que el primer nombre que figura en el consejo editorial es el del fallecido presidente Hugo Chávez, bajo el título de “comandante supremo de la Revolución Bolivariana” que los miembros del PSUV le confirieron desde el mismo día de su muerte.

Esa sombra rectora se extiende hacia los libros de Ciencias Sociales desde cuarto hasta sexto grado, al menos, haciendo referencia a conceptos como “resistencia indígena” y “burguesía”, muy comunes en los discursos oficiales.





 

Teocracia educativa

Mariano Herrera, director del Centro de Investigaciones Culturales y Educativas (Cice), explica en su blog homónimo que “así como no es obligatorio ser evangélico ni ateo (en las aulas), tampoco es obligatorio ser revolucionario, socialista ni adeco”.

“No obstante, en la primera página de todos los libros de texto aparece un listado con los créditos y las autoridades del Gobierno. El primer lugar lo ocupa esta frase: ‘Hugo Chávez Frías, comandante supremo de la Revolución Bolivariana’. Peor sería si el titular dijera: ‘El demócrata mayor, Rómulo Betancourt’, lo cual sería equivalente, porque se trata de un presidente fallecido y sin duda hoy apreciado por muchos venezolanos”.

Ningún gobierno de la llamada IV República le otorgó el título de “comandantes de nada” a los mandatarios fallecidos, apunta Herrera. De hecho, considera que esta es una costumbre típica de “los estados y gobiernos religiosos y es expresión de culto a la personalidad”.

“La libertad de cultos es obligatoria constitucionalmente en Venezuela y, por lo tanto, imponer cualquier culto, incluso el de un personaje político, tiene carácter religioso y está prohibido si queremos ser obedientes de la Constitución, demócratas y republicanos”.