Pinche aumento

Pinche aumento

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Un par de zapatos de marca en un reconocido centro comercial de la capital de Venezuela puede costar mucho más que lo que gana un trabajador común, incluso con el aumento del 30% del salario mínimo indicado por el Jefe de Estado a partir de hoy.

Eduardo Salazar de Peñaranda, elTOQUE/RNW





En los últimos años, esta sociedad ha sido testigo de un hecho que muchos esperan con anhelo, y es precisamente el aumento del denominado salario mínimo. Llegado el primero de Mayo , y con gaceta lista, el Presidente de la República, Nicolás Maduro, hizo uso de sus atributos ejecutivos y subió en un 30 % el sueldo para los trabajadores venezolanos, y aprovechó el decreto para beneficiar de la misma manera a los pensionados.

Lo que indica que se cumplieron las expectativas de los ciudadanos, y se hizo el aumento. Ahora, si este satisfizo las necesidades de estos, es otro tema. ¡Vaya tema! Pues ha quedado demostrado que son los bolsillos vacíos lo que más llena titulares de prensa, tertulias y conversaciones en oficinas o casas. Es que “barriguita llena, corazón contento”, así dicen por ahí. Cosa que es cierta, tanto que en los últimos meses hemos confirmado que a los venezolanos les preocupan los problemas de inseguridad o conflictos diplomáticos, pero definitivamente lo que los hace salir a las calles es la economía, y en esta misma línea la producción de alimentos o el desabastecimiento.

Para ilustrar mejor la situación, el Gobierno venezolano a partir de este primero de mayo, incrementó en 30 % el salario mínimo llevándolo de bs. f. 3.270,267, a bs. f. 4.251,60, aunado a ello el bono de alimentación de 1.352 da un total de bs. f. 5.602,78. Lo que representa el segundo aumento del año, el primero lo hizo Nicolás en el mes de enero. El Presidente indicó que esta alza del salario lo hace pensando en llevarlo “a niveles de defensa necesarios para la vida del país”.

También el mandatario reseñó que el incremento pretende hacer frente a la inflación que actualmente se registra en 59.3 %. Para que aquellos lectores que no sean venezolanos puedan comprender; el sueldo mínimo para los trabajadores de esta nación suramericana se podría traducir en 675 dólares, a una tasa oficial de cambio, no obstante, en lo que es conocido como el mercado paralelo de divisas, el mismo salario sería apenas de 61 dólares, y si nos vamos a la moneda europea, lo hallaríamos en 44 euros.

Lo anterior, y basándonos en indicadores especializados en materia económica señalan, con alarma, que nuestro país se encuentra en el segundo lugar del sub-continente latinoamericano con el salario mínimo más bajo, sólo estamos superados por Cuba. Hay, con evidencia de causa, un juego, en el que el Gobierno usa la tasa oficial de cambio de divisas para ejemplificar el sueldo, pero la realidad es que las transacciones se hacen con un dólar más alto, e incluso, no oficial.

“Una burla hacia trabajadores”
Es por ello que el principal líder de oposición en Venezuela, el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, señala que “los trabajadores merecen un salario que permita compensar la inflación”. A su juicio, este es un aumento “chucuto”, es decir, que aún le faltaría ajustarse el salario para que los venezolanos puedan satisfacer sus necesidades básicas. Por lo que lo calificó de “una burla”.

Capriles enfatiza que aunque este Gobierno se declara “defensor de los pobres” con las medidas económicas que implementa son justamente los más desposeídos quienes resultan mayormente golpeados.

Por su parte, varios analistas aseguran que Venezuela atraviesa una de las peores crisis económicas de la historia en la que, por supuesto, las reivindicaciones laborales distan de las que deberían estar acordes entre el producto interno bruto, el per cápita y el desarrollo humano.

Por ejemplo, voceros de oposición revelan que la cesta básica de productos alimenticios y de cuidado personal en este país latinoamericano se contabiliza alrededor de los 10 mil bolívares, mientras que el oficialismo insiste en que la misma se calcula en 3730 bolívares.

Sea de la manera que sea, una persona con salario mínimo, no puede mantener una familia, es imposible imaginar una pareja de jóvenes con este tipo de sueldo teniendo hijos. Pues aparte de un mercado, tendría que lidiar con rentas de apartamentos muy costosos y medicinas cuyos costos están por los cielos.

En Caracas, por ejemplo, fácilmente el alquiler de una casa oscila los 15 mil bolívares. Es decir, casi 4 salarios mínimos, por tanto impensable que un profesional pueda vivir tranquilamente. La tragedia para los jóvenes en Venezuela se hace notable cuando cada vez son más quienes deciden irse a buscar mejores oportunidades en el exterior. Bastante lamentable, pues este territorio cuenta con todo un potencial que podría ofrecer a sus hombres y mujeres una vida tranquila.

La otra pregunta que está sobre el tapete es: y, ¿cuándo se generarán más puestos de empleo?, ¿Qué día se hará accesible a las empresas las divisas para que estas puedan producir y por tanto ampliar la plantilla laboral?

Sí, hay que reconocer los esfuerzos del gobierno de Maduro por nivelar los precios, ajustar el salario y producir, empero, maquillar las cifras no puede ser una opción. Y pese a que se acepta el gesto, y se valora. Es propicio levantar la voz en cuanto a este aumento, y tomar la palabra al propio Presidente, quien catalogó a los ajustes de sueldo de gobiernos pasados como “piches aumentos”, y preguntarse: ¿ahora sí hay en Venezuela un aumento razonable o este es otro piche aumento? Piche, es una suerte de malo, degradante, podrido.

Las respuestas son diversas, sin embargo, con la gran mayoría encuestada por eltoque.com se concluye que “de nada se pasó a nada”. Se subió el salario, pero los precios de los productos también subieron, las rentas, los servicios.

Entre tanto, Miraflores prometió otro aumento en el último trimestre del año corriente. ¿Será que llegaremos a diciembre con los mismos precios? O para entonces, sube el salario, pero, ¿el costo de la vida seguirá por las nubes? Veremos.