En 2011 estuvo presa la falsa esteticista involucrada en muerte de la maestra

En 2011 estuvo presa la falsa esteticista involucrada en muerte de la maestra

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La supuesta esteticista que inyectó biopolímeros a la educadora Angy Ramírez, de 26 años, quien murió la noche del pasado sábado a causa de un paro respiratorio, estuvo presa en 2011, tras ser denunciada por tres mujeres de ser una falsa médica. Se llama Mairobis Yulitza Sánchez, informaron voceros policiales. panorama.com.ve

En enero de 2011, cuando Sánchez fue aprehendida por Polisur, recibió una medida cautelar sustitutiva de libertad por parte del Juzgado Tercero de Control del Zulia y su único castigo fue presentarse cada 30 días en Tribunales; sin embargo, al pasar los meses, Sánchez volvió a instalar un consultorio clandestino en uno de los apartamentos del complejo residencial Ciudad del Sol, en San Francisco.





Así lo dieron a conocer allegados a la joven educadora. “Esa mujer fue detenida por Polisur hace tres años por causar lesiones graves a tres mujeres que se dejaron inyectar los glúteos. Afortunadamente, sobrevivieron, pero Angy murió (…) era preciosa, siempre iba al gimnasio, pero decía que quería tener glúteos más pronunciados”, manifestó una conocida, en el velorio, ayer, en Sierra Maestra.

Conocidos de la joven señalaron que Angy se había inyectado los biopolímeros, por primera vez, en diciembre de 2013, pero el fin de semana pasado regresó al consultorio clandestino —acompañada por su novio— para retocarse los glúteos. “Decidieron colocar una nueva dosis. Durante el procedimiento ella sintió mareos y se le durmieron las piernas”, contó un pariente.

Robert Ramírez, padre de Angy, indicó ayer que la falsa esteticista fue detenida por el Cicpc; sin embargo, esta versión no pudo ser confirmada. “Ella había dicho que iba a almorzar con un amigo y a las 8:00 pm ese joven llama a su madre para decirle que Angy estaba hospitalizada, que se sentía muy mal, que tenía dificultades para respirar. La trasladan al Hospital Noriega Trigo donde murió después”.

Angy Ramírez era docente de cuarto grado en la Escuela Básica Estadal Absalón Bracho, del barrio El Silencio, desde hace tres años. “Ella adoraba su profesión. Era preciosa, cuidaba mucho su apariencia e iba al gimnasio. A veces comentaba que quería tener las pompas más grandes. Además, por las tardes era la secretaria de un médico”, comentaron compañeras.

Residía con su madre y su hermano menor en El Manzanillo. Era soltera.