Nolberto Angulo va de un abasto a otro para buscar la harina de maíz precocida y el aceite. Ante las kilométricas colas en mercados y la escasez de productos, se ha visto tentado en comprar a los buhoneros, pero se encuentra con que los precios triplican al valor regulado y no le alcanza el dinero para llevar todo.
En los mercados a cielo abierto y en la zona comercial, en el centro de la ciudad hay tarantines que están más surtidos que las mismas cadenas de abastecimiento públicas y privadas.
“En esos puestos se consiguen de todo, pero con el dinero que hago un mercado en un abasto; con los buhoneros solo compro cuatro o cinco productos”, expresa Angulo, quien ha optado por durar una o dos horas en una cola para comprar a precio justo.
En los tarantines, los buhoneros exhiben libremente la mercancía con sobreprecio. Sin temor a fiscalizaciones, los vendedores informales ofrecen el papel sanitario, servilletas, harina de maíz y aceite vegetal a precios exorbitantes.
“A los buhoneros le compran los que tienen dinero o no pueden hacer colas”, expresa Milda Rodríguez. La señora en una oportunidad se atrevió a preguntar por el precio del paquete de cuatro rollos de papel sanitario, y cuando le dijeron 40 bolívares, quedó horrorizada.
La escasez de rubros ha perjudicado a Rodríguez en su trabajo. Para levantar a su familia hace empanadas todas las mañanas, pero para no ver la producción diaria limitada, comenta que la dueña del local le ha tocado “sabanear” y pagar una boloña por los bultos de harina precocida.
Víctimas de mafias
Simón López es de las personas que se la pasa de mercado en mercado haciendo colas para conseguir mantequilla y café para el desayuno en las mañanas.
“Hay supermercados de dueños chinos que venden pacas de productos a ciertas personas, y para solamente uno o dos rubros”, denuncia López, quien ha visto cómo esas personas luego las revenden al triple en diferentes sitios cerca de donde la compran.
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