Venezuela, cuatro meses después ni protestas ni diálogo

Venezuela, cuatro meses después ni protestas ni diálogo

(Foto EFE)
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Venezuela cumple hoy cuatro meses del inicio de las protestas contra el Gobierno con el fragor reivindicativo aplacado y con el diálogo abierto por el presidente Nicolás Maduro y la oposición congelado, un enfriamiento que sin embargo no cierra el puente tendido entre ambos bandos.

José Luis Paniagua/EFE

Con las guarimbas -barricadas y disturbios callejeros- en proceso de extinción y la situación económica monopolizando las preocupaciones del Gobierno, el Ejecutivo y la Mesa de la Unidad (MUD), principal plataforma opositora, no han vuelto a conversar desde hace un mes.





La oposición optó el 13 de mayo por no seguir adelante con las reuniones que se iniciaron un mes antes ante lo que consideró falta de “gestos” por parte del Gobierno y el incumplimiento en la práctica de los pasos que se habían ido dando durante las conversaciones.

Maduro volvió a acusar el martes a la MUD de haber dado “una patada” al diálogo que pretendía aplacar la crisis política e insistió en sus llamadas a regresar a la mesa, que, subraya, no es de “negociaciones”.

La semana pasada el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, señaló que el diálogo está congelado por la falta de respuestas de un Gobierno que, dijo, “o no quiere o no está en capacidad de tomar ciertas decisiones”, en alusión a la liberación de lo que consideran “presos políticos” durante las protestas.

Sin embargo, Aveledo indicó que las conversaciones son “una ventana que siempre hay que dejar abierta porque siempre puede necesitarse”.

Cuatro meses después de comenzar, las protestas arrojan un balance oficial de 42 muertos, más de 800 heridos y casi 3.000 detenidos (de los que menos 200 permanecen encarcelados), que han dejado cientos de causas judiciales abiertas, así como al dirigente opositor Leopoldo López y a otras figuras del antichavismo presos.

Las protestas, sin embargo, han ido amainando por una conjunción de factores, según analistas consultados por Efe.

Para John Magdaleno, profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Administración (IESA), las protestas se han reducido en número e intensidad debido a que el Gobierno “está actuando muy weberianamente: afirmando el poder del Estado y reclamando el monopolio de la coacción física legítima”.

Más allá de la represión del Estado, en su opinión, tanto estudiantes como sectores de la oposición que estaban promoviendo las protestas “se han percatado de que tienen que administrar sus fuerzas y sus recursos”.

La acción del Gobierno ha tenido costos tanto dentro como fuera del país en términos de imagen, indicó Magdaleno, al comentar que hay encuestas que señalan que un 47 % de la población considera al Gobierno de Maduro como “crecientemente autoritario”.

El Gobierno ha sido capaz de lidiar con la crisis y de paso adoptó medidas económicas como el establecimiento de un tipo de cambio -el tercero oficial- un 800 % más devaluado que el oficial básico, en un momento en que la atención estaba fijada en la situación política.

Para el presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, el Gobierno fue capaz de desviar la atención de los problemas más importantes que afectan la popularidad del presidente Maduro: el desabastecimiento y la inflación, y al mismo tiempo se ha “radicalizado” en su postura política.

En frente, la oposición fue capaz de llevar las protestas antigubernamentales a la calle.

Sin embargo, también dejaron una fractura interna entre dos sectores claramente diferenciados: los que rechazan la protesta violenta en la calle y exigen un cambio de rumbo del Gobierno, como es el grueso de la MUD, y quienes piden la salida de Maduro, encabezados por el partido de López, Voluntad Popular, y políticos como María Corina Machado.

El aspecto en el que más avanzó el diálogo fue en el económico con el Gobierno sentándose en la mesa con sectores empresariales a los que habitualmente ha acusado de conspirar en su contra.

“En el dialogo político ha pasado lo que el gobierno quiere que pase: nada, pero es un éxito para ellos (…) en lo económico hay una historia distinta, el diálogo económico está vivo”, dijo León.

Muchos se preguntan si la actual parálisis del diálogo político es el preludio de su final definitivo. La respuesta parece negativa, y algunos como Magdaleno, creen que el proceso podría ser reactivado con la toma de decisiones asociadas a “nuevas medidas de ajuste que pudieran generar resultados adversos al Gobierno”.

“Tú nunca sabes cuando esas cosas pueden tener un ápice de verdad y en un momento determinado te puede convenir una negociación con una oposición moderada”, coincidió León.

El director de la encuestadora Consultores 30.11, Germán Campos, incluso aterriza el diálogo en algo tan concreto como la renovación de los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que tienen el periodo cumplido, además, del nombramiento del contralor general de la República.

Para Campos, la renovación de los cargos en el CNE y el TSJ “podría dar una señal al país de que se puede llegar a acuerdos mínimos”.

“Hay sectores dentro del Gobierno y dentro de la oposición que quieren que ésto no sea un tema coyuntural y que exista un mecanismo (de diálogo) como debe haber en una democracia por mucha confrontación que haya”, señaló.EFE