James, el precoz prodigio colombiano (Fotos)

James, el precoz prodigio colombiano (Fotos)

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La comunión contagiosa con la que los jugadores de Colombia celebran sus goles con bailes coreográficos y que culminan con el grupo de camisetas amarillas apuntando al cielo, ha eclipsado un gesto que James Rodríguez repite cada vez que anota un gol. El máximo cañonero del Mundial suele besarse el antebrazo derecho, donde tiene tatuado el nombre de su hija Salomé.

Ese festejo de padre — contrastado con su sonrisa de niño travieso_, su virtuosismo en el campo, y su precocidad son los principales rasgos de James, el hombre al que todo Brasil teme de cara al partido de cuartos de final que enfrenta el viernes a Colombia con los dueños de casa.

El enlace, que sin haber cumplido 23 años ya es el máximo goleador histórico de Colombia en los mundiales con cinco anotaciones, es para muchos un descubrimiento, un jugador del que apenas conocen de nombre.





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Pero quienes le han seguido los pasos no se sorprenden pues saben que siempre fue precoz, que ha tenido una mentalidad ganadora y le ha brindado a los colombianos el sueño que por tanto tiempo habían esperado: haberse consolidado como el reemplazo de Carlos “el Pibe” Valderrama, máxima figura de una selección que disputó tres mundiales en los 90.

Faustino Asprilla, otro ilustre ex futbolista de aquella generación del Pibe, lo ha dicho con todas las letras: “Puede ser el mejor (futbolista) colombiano de la historia”.

Sus cualidades técnicas son notables, y las ha exhibido con descaro en esta Copa Mundo. Anota con una sorprendente facilidad. Ha marcado en cada uno de los cinco partidos de Colombia, y lo ha hecho de derecha, de zurda y de cabeza.

En octavos ante Uruguay (2-0), en el primero de sus dos tantos, controló un balón con el pecho, remató desde fuera del área y convirtió el que quizás sea el gol más bonito del torneo. Y ante Japón (4-1) picó el balón después de desquiciar con amagues a un defensor que se quedó sembrado en el césped. En ese mismo juego dio los dos pases para el doblete del delantero Jackson Martínez.

“El fútbol necesita jugadores de estas características para su espectáculo”, afirmó su más reciente víctima, el técnico de Uruguay Oscar Tabárez. “Hasta el momento, es el mejor del Mundial”.

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Pese a su apodo, el “Niño” llegó a Brasil con un currículo de veterano: ocho temporadas como profesional en las ligas de Colombia, Argentina, Portugal y Francia, pues debutó con apenas 15 años en el equipo profesional de fútbol Envigado, de su país natal.

James también ha sido el extranjero más joven en debutar, marcar y coronarse campeón en el fútbol profesional de Argentina. “Le pega bárbaro Rodríguez”, solían repetir los narradores en ese torneo Apertura del 2009 en el que el “Taladro” consiguió su primer título.

Argentina fue el peaje para Europa. En 2010 llegó al Porto, donde en su momento compartió vestuario con sus compañeros de selección Radamel Falcao García, Fredy Guarín y, más adelante, Martínez. En Portugal ganó tres ligas nacionales y un Liga Europa antes de fichar por el Mónaco, que pagó 45 millones de euros por su pase hace una temporada.

En Portugal, con apenas 19 años, se casó con Daniela Ospina, la hermana de David Ospina, el portero de la selección de Colombia en este Mundial. La pareja suele asistir a una iglesia cristiana, como lo hacen Falcao y varios integrantes del plantel de Colombia.

Esa fe parece ser un elemento cohesionador en el equipo, que suele reunirse a orar antes de los partidos. En las redes sociales, James se presenta como “hijo de Dios”.

Tímido y de pocas palabras aunque muy activo y popular en redes sociales, superó una leve tartamudez que sufrió durante su infancia. Fue hijo de un ex futbolista que muy pronto se apartó de su vida. Fue su padrastro, Juan Carlos Restrepo, el que lo llevó de cinco años a una escuela de fútbol donde solía jugar con pequeños de categorías superiores y dónde trabó amistad con otro jugador del combinado colombiano, Juan Quintero.

“Ese niño jugaba cada partido como si fuera el último que se fuera a jugar en su vida”, relata en un documental de la televisión colombiana Armando Calderón, el técnico de la Academia Tolimense de Fútbol. De ahí pasó al Envigado, donde comenzó a mostrar su zurda prodigiosa y se coronó campeón de la segunda división. A los 16 años ya iba rumbo a Banfield de Argentina.

“James no acepta perder ni en PlayStation”, otro de sus rasgos juveniles, destaca a menudo su madre, Pilar Rubio.

En el club del principado, James se reencontró con Falcao, y tras la grave lesión de rodilla que marginó al artillero del Mundial, asumió un rol más goleador en el tramo final de la temporada del fútbol francés. El ’10’ espantó muy pronto los temores de que sin el “Tigre” Colombia no encontraría el camino al gol.

“Su crecimiento es permanente, madura, toma los compromisos, tiene definición, tiene visión de juego, tiene remate”, aseguró el técnico de Colombia, José Pekerman, en un esfuerzo por resumir sus virtudes. Los elogios no dejan de lloverle.

“Es un grandísimo jugador, es un fenómeno que le aporta mucho a la selección”, manifestó al portal de la FIFA su gran socio, Juan Guillermo Cuadrado, quien le ha dado tres asistencias. “En cualquier momento puede hacer algo importante”.

Y ya lo está confirmando. Sus hazañas han trascendido al mundo del fútbol, y el talento del genio recién descubierto es la comidilla de las redes sociales.

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“¡Hombre, viendo este partido de los colombianos creo que tengo a mi jugador favorito de la Copa del Mundo!”, tuiteó LeBron James, el astro de la NBA. “Evidentemente su nombre le ayuda”.

“¡¡Pasamos a cuartos!! James, un gracias enorme!! ¡Hasta hoy de lo mejor del Mundial!”, abundó Shakira, una de sus más famosas compatriotas.

El precoz prodigio colombiano cumple 23 años el 12 de julio, la víspera de una final en el Maracaná que anhela disputar, así tenga que aguar la fiesta de los anfitriones en el camino.

Y el mundo ya se enteró: “es un grupo que quiere hacer historia, y esto sigue”, prometió James tras el partido contra Uruguay. AP