Se trata de un trastorno por el cuál la persona que lo sufre se arranca el cabello de forma compulsiva ocasionándose una pérdida abundante del mismo. La parte más afectada suele ser la cabeza, pero también se da en otras zonas del cuerpo como axilas, cejas o pestañas.
¿Cuál es la causa? No hay ninguna prueba que explique el origen exacto de este trastorno. Varios médicos lo achacan al estrés del paciente, otros creen que puede tener un origen genético y otra hipótesis considera que puede ser debido a la escasez o abundancia de cierto neurotransmisor provocando un desequilibrio bioquímico en el cerebro.
La tricotilomanía suele empezar a una edad temprana, entre los 3 y los 5 años. En estas edades es más fácil manejar la enfermedad, y el porcentaje de superación es mayor. Existen numerosas terapias dirigidas a los padres para ayudar a paliar el trastorno.
En ocasiones desaparece solo, ya que es un hábito que algunos niños cogen como el de chuparse el dedo, y al poco tiempo remite. En otras ocasiones aunque remita, es posible que vuelva a aparecer en el futuro.
Cuando la tricotilomanía comienza en la adolescencia, alrededor de los 13 años, los problemas se agravan provocando en los afectados vergüenza, depresión… En estas edades es más difícil detectarlo porque los pacientes tienden a esconder este problema, y se arrancan pelo de zonas poco visibles para los demás, por lo que el diagnóstico se ralentiza.
Al igual que la causa es un tema de debate, el tratamiento también lo es. No hay ninguno que sea la solución definitiva, sino que cada paciente debe seguir distintas terapias para paliar el problema. Estas terapias van desde la hipnosis, hasta la dieta pasando por una terapia cognitiva comportamental.