Alexander Guerrero E.: El sacudón se cae por Maduro

Alexander Guerrero E.: El sacudón se cae por Maduro

thumbnailalexanderguerreroEl Presidente ofreció un sacudón, después que pasara el Congreso del PSUV. Amenazó con una revolución fiscal, concepto que después de desmenuzarlo se concluye que el gobierno fue convencido por asesores propios y otros ad hoc en el mercado que subiendo impuestos puede dominar la inflación. En términos de la teoría económica ello es falso, un impuesto es una transferencia de demanda (consumo e inversión) del sector privado al gobierno para ser gastado por este, en términos económicos, digamos que es neutro en relación a la inflación, desde luego no todos los impuestos.

No hay impuestos antiinflacionarios: lo contrario uno de ellos es la inflación.

Hay uno de ellos que es explícitamente inflacionario y ocurre en el momento que el Banco Central financia el déficit fiscal del gobierno y que se trasmite a los precios por el impacto monetario –monetización del déficit fiscal- que se asienta en la demanda –expansión de la liquidez monetaria. Esa transmisión de expansión de dinero en precios es lo que explica que la inflación sea un impuesto, por ser un fenómeno monetario; así de sencillo.





El Presidente anuncia medidas, políticas públicas, decretos, al mismo tiempo que elude enfrentarse a los problemas económicos que su gobierno genera. El país perdió interés, su liderazgo continúa en declive. Ya no insistimos en desconocimiento de esos problemas, pero sabemos que el desastre económico es de tal envergadura y su impacto social y económico tan brutal que al sumar escasez, inflación y costos de la colosal deuda pública, arribamos a un índice miseria –versión Barro- cercano a 200 que describe la velocidad de empobrecimiento.

La inflación y la escasez: marca registrada del empobrecimiento

Esta dinámica de empobrecimiento incorpora más de 450 mil venezolanos con ingreso menor al salario mínimo; se lee en el impacto de la escasez, hiperinflación y contracción económica. Veámoslo en el precio de la canasta básica como pérdida de poder adquisitivo del bolívar. Hace 18 meses, un salario mínimo compraba una canasta básica, hoy se requiere 2,8 salarios mínimos; una hiperinflación de 280 %!

Esa caída del poder adquisitivo del salario, muestra el impacto del caos financiero y colapso económico en curso en el marco de una represión económica llevada con violencia institucional, asalto a comercios, aprobación Ley Precios Justos y militarización de la economía. Su impacto ha profundizado la descapitalización del sector privado, empresas públicas básicas y de nacionalización reciente, agotamiento de inventarios y endurecimiento de la escasez. A esto hay que agregar las colas, con impacto negativo en 3-4% del PIB por pérdida de tiempo productivo utilizado en colas que abarcan la búsqueda de todo tipo de bienes, canasta básica y otros.

¿Que nos trae a la hiperinflación y a la escasez?

Pero cuál es el origen de la escasez y la hiperinflación? Ambos fenómenos comparten la misma causalidad, el colosal déficit fiscal de un hipertrofiado Estado que no genera recursos para financiar su obesidad, y la crisis de balanza de pagos, consecuencia del agotamiento de las reservas internacionales por caída de la renta del petróleo. El control de cambio estatizo el mercado de divisas, el que está bajo CADIVI/CENCOEX y el que se surte directo de PDVSA y BCV donde el bolívar se ha devaluado hasta 550%.

Esa estatización hizo posible que ese mercado fuese asistido exclusivamente por petrodólares; es decir, el 98% de esas divisas son generadas por PDVSA, ello explica el impacto inflacionario, la devaluación y la fuerte contracción de la economía por caída de las importaciones que implica la caída de la renta petrolera. Así PDVSA tuvo que convertirse en un by pass monetario, prestando bolívares al BCV (25% del PIB) para financiar la contribución fiscal, impuestos, regalías, y dividendos. Ese financiamiento monetario de un colosal déficit fiscal –del gobierno- produce la hiperinflación en curso, el impuesto inflacionario.

Sacudón de Maduro: caos financiero y colapso económico en dos tiempos

Este escenario de caos financiero y colapso económico -originado en un primer tiempo- era perfectamente visible en Enero 2013, sin embargo el gobierno acelero su agenda represiva sobre la economía, expropiaciones y militarización de la economía vendrían a empeorar el Outlook en el corto plazo. Han pasado diez y ocho meses sin que el gobierno tome las medidas requerida para estabilizar los precios, reducir el enorme gasto público que subyace a la hiperinflación, ordenar las finanzas públicas, eliminar los controles de precios y de cambio que impide que al mercado cambiario puedan incorporarse flujos de dólares distintos a los petroleros ya escasos, privatizar las empresas hoy en manos del Estado colapsadas y quebradas por corrupción y escasez de inversión, al mismo tiempo que es requerido un estatuto legal orgánico que sirva de muro de protección de los derechos de propiedad, para que los inversionistas y venezolanos de a pie no cuenten con el severo costo de riesgo político por perdida de sus patrimonios.

Contrario a eso, y en un segundo tiempo, el gobierno ahora nos anuncia más represión económica esta vez con nuevos impuestos a la renta y nuevas alícuotas a las ventas y a la renta, en algo que denominan revolución fiscal. La “revolución fiscal” busca terminar de absorber inversión y consumo privado para el derroche, corrupción e ineficiencia que caracteriza al gasto del gobierno, todo bajo el falaz y falso argumento que los impuestos detendrían la inflación. De hecho es todo lo contrario, la única medida antinflacionaria efectiva, si es que el gobierno es sincero en ello es la eliminación del impuesto inflacionario –monetización del déficit fiscal- reduciendo drásticamente el gasto público y el déficit fiscal.

Ese es el cuadro económico que subyace un esquema político dirigido a reducir al sector privado destruido y descapitalizado, un enorme costo que trajo una renta petrolera en mengua, hija de un balance que arrastra costosa deuda junto a obligaciones financieras/no financieras con socios, proveedores, contratistas y pesados acuerdos comerciales, Crédito Chino, Petrocaribe, ALBA. Una “renta petrolera negativa” que no resolverá en el corto plazo, más allá que Venezuela sea auxiliada financieramente en el tiempo que el Estado se someta a una gastroplastia para reducir su gasto.

La crisis es terminal: VENEZUELA ES GRECIA.

Hablamos de una crisis financiera, en las finanzas públicas, y a las que incorporamos las finanzas de PDVSA, estas de hecho y de derechos fundidas en el Estado/gobierno, convirtiendo su actividad económica en esencialmente fiscal. Así, gasto de inversión, procura e importación de alimentos, viviendas, endeudamiento, exportación, gastos social, adquiere significación fiscal; por lo que bajo estos supuestos, a todo evento legales, nos permite hablar de una crisis financiera, que comienza en PDVSA con la caída de la renta del petróleo, de flujos negativos dado que sus obligaciones financieras y económicas, cabalgando las del gobierno superan el valor de las exportaciones deducidos costos.

En esas condiciones no hay salida financiera a la crisis si las finanzas públicas, incluida PDVSA, no son sujetas de un rescate financiero –bail out- ofrecido o solicitado al FMI, dado que riesgo Venezuela ha crecido tanto que enfrentarlo a intereses privados en el m mercado no es posible, el riesgo Venezuela no tiene compradores, pese a los esfuerzos que hace Ramirez buscando la reestructuración de la deuda consolidada de PDVSA para el corto plazo. Haber retardado por diez y ocho meses la decisión de un ajuste –reducción- del gasto público, con liberación de precios, y eliminación del control de cambio, para que los mercados recuperaran la autonomía en términos de estabilizar precios, ha incrementado el costo de esos ajustes. De todas maneras encontrándonos en la frontera de lo económico y lo social, habrá tantos costos sociales y económicos, asumamos o no esos ajustes, el costo de oportunidad crecerá en relación a no hacer nada, que ha sido el camino del gobierno, frente a hacer las cosas en acuerdo con la lógica y la racionalidad de lo económico.

Venezuela presenta una situación similar a la de Grecia, nadie sabe el volumen de pasivos a los que hay que honrar, deuda documentada, consolidada financiera y no financiera, así como tampoco nadie sabe el verdadero nivel de activos,. Incluyendo el oro, mudado a Caracas en una estúpida diligencia, inexplicable, al menos que no se piense en algo similar al oro de España que los republicanos entregaron a Stalin para que se pagara los gastos por armas de la Republica. Esperemos.

Siendo su situación como la griega, la asistencia financiera con seguridad tendrá que auditar pasivos y activos, y administra la balanza de pagos sobre la base de la liquidez internacional que llegue a Venezuela de los multilaterales, en un principio, buscando poner todas las cuentas en blanco y negro y rescatarlas de la sombra en la cual han estado durante doce años. Solo así podemos conocer el verdadero costo de la restructuración, y recuperación de la economía con un parado en seco al rápido proceso de empobrecimiento en curso.

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@AlexGuerreroE

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