1. Servir muy frio
Si el vino está muy frío, pierde cualidades al gusto y al olfato. Informe21
Los caldos blancos por lo general se deben mantener a una temperatura de entre 6 y 13 grados. Sin embargo, hay ciertos vinos que no requieren tanto fresco e incluso variedades blancas que se toman del tiempo. Todo esto debemos comprobarlo con el que hayamos seleccionado para no cometer este error.
2. Servir a temperatura ambiente
Los vinos tintos se sirven por lo general a temperatura ambiente, pero si la del lugar es excesiva podríamos perder cualidades e incluso producir que se evaporase el alcohol perdiendo sabor.
Si vives en un clima templado, a excepción de esos días de verano en los que el calor aprieta que deberías buscar poner la botella en un lugar fresco y apartado de cualquier fuente solar, puedes vivir sin un refrigerados de vinos. Sino, es necesaria una nevera especial que ajuste la temperatura a un ambiente templado para servir correctamente el caldo.
3. Servir en copas pequeñas
No conocer la copa adecuada del vino puede hacer que pierda cualidades a la hora de degustarlo.
Si tienes dudas sobre cómo servir un vino determinado, lo mejor es siempre elegir la copa con bola ancha. En ella vamos a poder oler todas las esencias del caldo y las degustaremos mucho mejor.
4. Servir sin reposar
Aunque no ocurre con todos los vinos, algunos necesitan estar reposados para que todas sus notas aparezcan
En caso de elegir una de estas variedades de vino, lo mejor es dejar que la botella repose en posición vertical un tiempo antes de llevarla a la mesa para ser consumida. De ese modo nos aseguramos de que el vino está bien y que todas las notas llegarán a quién lo tome.
5. Servir vinos incorrectos con la comida
Cada comida requiere de un vino concreto. Equivocarnos puede ser letal para el plato y para el caldo.
Aunque para saber exactamente qué combina con qué hay estudios muy específicos, con que sepas que mejor los blancos para el pescado y los tintos para las carnes es suficiente. Si quieres arriesgarte a hacer cambios, haz antes la prueba, y recuerda que el vino nunca debe ser más fuerte que el plato que estás comiendo.
6. Servir sin oxigenar
Es uno de los errores más comunes de principiantes y hace que el vino se quede insípido.
Lo mejor para evitarlo es echar el vino desde una distancia prudencial a la copa para que pueda tomar oxígeno mientras cae. Que la copa sea grande también ayuda a oxigenarse. Y por último, dejar la botella abierta unos minutos antes de servir es igualmente interesante.