Mientras la crisis económica se profundiza, continúan las especulaciones, idas y vueltas sobre un viraje y posible programa de ajustes. El optimismo que algunos tuvieron sobre la reorientación del rumbo económico, va cediendo ante los titubeos, las muestras de desorientación y las contradicciones que emanan del régimen. Este vacila temeroso incluso ante las medidas másobvias y elementales que estarían planteadas, como lo es el aumento del precio de la gasolina: “no es un aumento de precios, es un ajuste lo que se quiere hacer y tampoco hay apuro en realizarlo” dice Maduro. No hay apuro aunque la economía se esté derrumbando. Una miríada de factores impiden la reorientación de la economía: espesas taras ideológicas, aguda falta de liderazgo interno, corrupción extrema y generalizada, pronunciada ineptitud burocrática y absoluta falta de credibilidad. Cada uno de estos factores, con absoluta identidad propia sería suficiente para por si solo paralizar el régimen. La sumatoria de todos ellos resulta simplemente abrumadora, imposible de sortear. Ajustando sus cada vez más disminuidas expectativas, algunos confían en que al menos algunas medidas y aunque sea de manera parcial se ejecuten. Piensan que algo tendrá que hacerse en algún momento y esperan que el régimen salga de su parálisis, si bien sea a tientas. El problema es que una aproximación parcial, incompleta, incoherente y desordenada, no solo no sirve para aproximarnos a una superación de la crisis, sino que más bien la agrava, la agudiza. No es que con un pasito hoy y otro mañana, tarde o temprano llegaremos a donde debemos llegar. No, más bien, con ese andar irresoluto y contradictorio, la economía se hundirá en desequilibrios más profundos. Al ocurrir esto, al complicarse más aun el cuadro económico, los riesgos de que el régimen sencillamente deshaga lo poco que hubiera andado son todos; los riesgos de que el régimen se pierda en su laberinto aún más de lo que está hoy son enormes. Por ello, a mi juicio, lo que se perfila en el futuro inmediato son mayores contradicciones en la política económica; marchas y contramarchas,más acciones erráticas, mayores desequilibrios. El asunto es que lo que se necesita para sacar al país de la presente situación no lo puede hacer el régimen actual. Está estructuralmente impedido para ello. La superación de la crisis económica pasa irremediablemente por la superación del régimen actual; por su desplazamiento. El nudo económico actual del país es completamente un nudo político.
Gerver Torres: La parálisis económica del régimen
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