Gustavo Coronel: Carta a Jorge Arreaza

Gustavo Coronel: Carta a Jorge Arreaza

Gustavo Coronel

Arreaza Rosa Virginia Conejitos

Trata usted de justificar su presencia en la vicepresidencia del país, una posición a la cual tuvo acceso debido a su condición de yerno del difunto, haciendo declaraciones sobre los más diversos temas, ninguna de ellas sustantiva. La última que hace, sobre la pulcritud moral del difunto, debe ser rebatida vigorosamente. Dice usted : “tenemos que ser, como dice Fidel, el ejemplo, lo dijo el Che también; el ejemplo por sobre todas las cosas es la mayor enseñanza para los cuadros revolucionarios. ¿Cuál fue el ejemplo más ejemplar que hemos tenido nosotros? ¿Qué herencia material dejó el comandante, que se los digo yo? Ninguna. Bueno, sus libros, sus fotos, sus condecoraciones”.

Olvidemos esta obsesión de los revolucionarios de pacotilla venezolanos, como usted, de citar a Fidel y al Ché Guevara para todo, lo cual revela  una naturaleza servil, de esclavos. Veamos lo que dice sobre el difunto sátrapa: “Chávez no dejó herencia material, solo libros, fotos, etc”. Se atreve usted decir que el difunto paracaidista fué un hombre tan honesto que no dejó ninguna posesión a su muerte.

Déjeme decirle lo siguiente: Su suegro, el difunto, fué un gran corrupto,  un criminal y un cobarde. Déjeme darle algunos ejemplos que ya son ampliamente conocidos en el país y en el mundo:

Pero lo peor que hizo su difunto suegro fué prostituír a los venezolanos pobres, haciéndolos totalmente dependientes de la dádiva, de la limosna, del estado, a cambio de obtener su sumisión . Llevó a cabo una compra de conciencias al por mayor, en una escala nunca vista en el país. Con el dinero nuestro su suegro compró no solo a los pobres sino a los boliburgueses, una nueva clase de millonarios surgida en base a los contratos con el régimen: Fernández  Berrueco, Ruperti,  los bolichicos,  Chacón, Carreño, los banqueros, los ministros como Nóbrega y El Aissami, toda una fauna de saqueadores del erario público. Por eso el humor venezolano dice que su suegro dejó un inmenso vacío: el vacío en los estantes de los supermercados.

La impunidad de la cual gozó su suegro para cometer estos crímenes y desmanse ya es suficientemente grave pero el cinismo que usted muestra al tratar de presentarlo como un dechado de virtudes es intolerable. Su suegro dejó   un país en ruinas, algo que ya el mundo conoce y que ustedes aun luchan por esconder con un culto a la personalidad tan costoso como cursi.

No abra la boca, amigo. Siga el consejo de Mark Twain: mantenga calladamente esa apariencia bobalicona, no la compruebe al hablar.

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