Pedro Castro: Ajuste y control social biométrico

Pedro Castro: Ajuste y control social biométrico

El régimen sigue atrapado en las intrincadas dudas que lo acosan en torno a la implementación del paquete de medidas de ajuste macroeconómicas que saben que tienen que tomar pero que no quieren. Las encuestas (espejito espejito) les dicen sin compasión alguna (hasta Schemel) que la ciudadanía no quiere las medidas, ningún sector, ni siquiera los que cuenta como de ellos. Las dudas los devoran, “el culillo es libre”, dijo aquel.

Hoy como consecuencia de su desfachatez y del cinismo que han mantenido durante tres lustros derrochado la fortuna de más de un billón largo (billón español el que tiene doce ceros) de ingresos petroleros, están frente al destino que siempre los persiguió, la ruina del país con una economía devastada y una penosa y terrible chatarra institucional e ideológica.

Aquí es donde entra  juego el anuncio por parte del Presidente Maduro, del sistema biométrico, como nueva ocurrencia para acabar con las colas, la nueva misión: “eficiencia o nada, colas cero”. Aunque pueda parecernos parte de la taumaturgia a que nos tiene acostumbrado el régimen el carácter protervo de la propuesta nos obliga a hacerle frente con la seriedad que corresponde.

El sistema biométrico, que nos es otra cosa que el uso de las maquinas capta huella para identificar al consumidor, imponerle una restricción al derecho constitucional de todo ciudadano de adquirir los bienes y servicios que necesite para la satisfacción de las necesidades de su familia cada vez que así lo disponga o que le sea indispensable. Usted amigo lector será obligado a ir  solo un determinado número de veces (la que disponga el gobierno) al lugar de su preferencia a hacer sus compras y le será limitado la cantidad y calidad de los productos que pueda adquirir. Sus derechos como consumidor (que equivalen a sus derechos ciudadanos) le serán cercenados y usted pasará a ser un súbdito del régimen sin apelación alguna.

Esto del sistema biométrico, no es más que una forma de racionamiento, igual que una manera  de no admitir la incapacidad para enfrentar las consecuencias de un modelo que ha destruido el sistema económico nacional, de no asumir la exclusiva responsabilidad del gobierno y seguir achacándosela a la “guerra económica”, al imperialismo, a la burguesía apátrida, a todo el mundo menos a quienes han controlado las instituciones, cuyo mal manejo es lo único que puede explicar los resultados desastrosos que estamos viviendo: la inflación, desabastecimiento, caída del sistema productivo, una deuda externa e interna colosal, y un largo etcétera. El gran economista austriaco F. Hayek, dijo: “Quien controla la producción controla la vida” ¿y a quien le cabe duda de  que la producción la controla el régimen?

El sistema biométrico no es otra cosa que una nueva jugada para afincar el dogal que el régimen le ha colocado a todos los venezolanos, una nueva versión de la lista Tascón o de la Maisanta para el control social. Como no pueden solucionar los problemas adecuadamente,  intentan repetir una nueva versión de la única fórmula con lo que el chavismo sabe o cree poder dar cuenta de los atolladeros que ellos mismos  generan, que no es otra que la de más represión.

Las colas no se resuelven con represión; las colas son el resultado de la caída brutal de la oferta de divisas y del derrumbe del sistema productivo público y privado, cuya única responsabilidad es del gobierno. Y como resultado de lo anterior se forman las colas, por el desabastecimiento y no al revés. Resulta de un cinismo descarado proponer que acabando con las colas se acabará el desabastecimiento. Tal cosa es ominosa y sólo puede surgir de la estulticia que aqueja desde hace rato al régimen.

¿A propósito de quien será el negocio de las capta huellas que obligaran a comprar al comerciante?

¿Será de la burguesía apátrida? Ja.

“Por mas que se tongonean siempre se les ve el bojote”.

 

Historiador y Economista, Profesor Titular, Dr. Pedro Vicente Castro Guillen

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