En Calabozo sustituyen busto de Rafael Urdaneta por estatua de Hugo Chávez

En Calabozo sustituyen busto de Rafael Urdaneta por estatua de Hugo Chávez

Foto: Pipo Almeida
Foto: Pipo Almeida

 

Al transitar por la recta final de la carrera 12 de Calabozo, Estado Guárico, popular arteria comercial de la ciudad, al virar la mirada hacia la plaza de la zona, los ciudadanos casi al unísono se preguntan, ¿qué pasó con el busto de Urdaneta? No bastan las advertencias previas: “Chica, muérete que quitaron el busto de Urdaneta”, para la impositiva sorpresa colectiva que evidencia decisiones tomadas dedocráticamente sin un menor atisbo de reconocimiento por nuestros patrimonios públicos; no hay calaboceño que pase por allí que sea insensible ante la curiosa sustitución de personajes en el populoso espacio público.

La raíz del asunto data del julio pasado, cuando al más puro estilo del comandante supremo semidiós de la revolución, “se decidió” cambiar el nombre a la añeja Plaza Urdaneta del municipio Francisco de Miranda, el tributo de los llaneros de la meseta calaboceña al prócer maracucho General Rafael Urdaneta, político activo luchador en la Guerra de Independencia de Venezuela y Colombia, Prócer protagonista en la épica Batalla de Calabozo (1814), héroe simbólico y con-bólico de nuestro país, para ser una plaza más de la Revolución con el nombre de Hugo Chávez Frías, en honor al fallecido presidente, que según una nostálgica lengua rojita, fue el primer lugar que visitó en nuestra ciudad. Da la sensación de que después de esta vida, Chávez continúa con su obsesiva afición a las expropiaciones públicas, esta vez a través de sus acólitos más zalameros. Es así como pasamos de General a Comandante: en un salto, vamos pa’ trás. Esto con el conocimiento vía redes sociales de los maracuchos que no dudan en sentir una mollejúa indignación (hasta paisanos chavistas incluidos) e ira creciente por estos desatinos oficialistas.





El busto del honorable General Urdaneta, militar a carta cabal, “como los de antes”, tiene sus cuentos. Sí, más de uno. El primero que estaba hecho de bronce fue robado; en la década de los 80 dos ciudadanos se encargaron de emprender una campaña-llamado de atención a las autoridades, exigiendo explicaciones sobre el paradero de la escultura que nunca apareció. Se trata del recordado periodista y hombre de radio don Homero J. Flores y Giorgina Simoni de Sorci, una dama de nacionalidad italiana, adoptada por Calabozo, conocida y reconocida por su impetuoso trabajo en nuestro municipio a través de su sello Giorgina quiere a Calabozo.

En la década de los 90, cuando la alcaldía de la Villa de Todos los Santos estaba gobernada por el patriota excoronel Pilar Barbella, una representación de artistas del Estado Zulia, al ver la falta del busto del prócer zuliano, realizó un intercambio cultural donando un busto hecho de resina realizado por un escultor integrante del grupo, y cuando se dirigía a nuestra ciudad la delegación cultural maracucha a develar la escultura, sufrieron un terrible accidente a la altura de Las Maravillas (entre Calabozo y Dos Caminos), donde fallecieron diez integrantes de la comitiva. Cuenta Giorgina que mientras desenvolvía su programa dominical Italia e la Sua Musica, espacio radial de integración ítalo-venezolana, recibió la llamada del locutor José Ángel Blanco quien transitaba por allí y dio al público la escabrosa noticia. Cabe destacar que escultor que realizó el busto fue Leonel Muñoz, quien también sería el creador del Monumento a la Fundación de Calabozo apostado al comienzo de la avenida 23 de Enero y uno de los dos sobrevivientes de la lamentable tragedia.

Pero eso no fue todo: en abril de 2002, cuando se desarrollaron esos sucesos que marcaron la historia de Venezuela para siempre, el popularmente conocido Sirio, un prototipo del revolucionario transgresor actual, personaje con problemas conductuales, tomó un tubo, descargó su furia con la estatua y mientras vociferaba “¡tú tienes la culpa que tumbaron a Chávez, tú tienes la culpa!”, destruyendo sin piedad el busto de Rafael Urdaneta.

Tiempo después, encargaron a Jorge Wuanqi, artista peruano discípulo del eminente escultor calaboceño Martín Funes, la tercera escultura del General marabino, esa que removieron de la plaza en días pasados y que los desmanteladores de oficio tienen durmiendo el sueño de los desterrados en un oscuro rincón del Taller Municipal, para sustituirla por una estatua pedestre que, por el tiempo que lleva cubierta ya no deja nada a la imaginación de quién podría ser el personaje, y que aún no develan. Suponemos, apostamos fuertes a lochas, además del ruedo verde militar y las botas, también militares (para desdicha de nuestros pescuezos) que se trata de la figura del sembrado comandante Hugo Chávez, pues pensaban develarla los primeros días de septiembre, fecha escogida por los devotos gobierneros de la doctrina revolucionaria. Quizás cuando caiga el velo protector de la efigie, escuchemos la recién estrenada plegaria entonada por los fieles rojitos que reza “Chávez nuestro que estás en el cielo”… y líbranos en la tierra del mal de las captahuellas.

Mientras tanto, la comunidad expectante se sigue preguntando: ¿y dónde estará mi General Urdaneta?

 

Por

Lucía Isabel Sosa / CALABOZO NUESTRO