Las mal llamadas democracias populares del este de Europa entendieron muy pronto que si no cerraban las fronteras se iría hasta el gato. Lo mismo hizo el milagro fidelista convirtiendo a Cuba en un país sin calorías, y sobre todo sin futuro. Del comunismo todos quieren escabullirse. Escasean los casos de quienes escapan de Occidente rumbo a Corea del Norte. Como no se trate de sadomasoquistas o yihadistas, pocos se mudan a La Habana para reclamar su cartilla de racionamiento prebiométrica. Al contrario de lo anterior, la chimbocracia nuestra no ha tenido que recurrir para nuestro encierro a métodos tan infames como clausurar las salidas. Le ha bastado con implantar la peor política económica: hacerse el maula. Como el vivián, va firmando las cuentas sin pagar con un “anótamelo ahí”. El tráfico aéreo es tan precario que se ha vuelto a recurrir a la vieja costumbre de llevar y buscar a familiares al aeropuerto gracias a las delicias de nuestra inflación mugabista que ha encarecido todo, taxis incluidos. Viajar al exterior se ha vuelto una excentricidad. Disfrutemos del corralito turístico.
Restringir las divisas porque ya no es posible generarlas acá con un sector económico destruido, va generando una progresiva y dolorosa involución. Ya ni siquiera estamos, como decía Francis Fukuyama, “atrapados en la historia” sino al margen de la historia. No contamos, no nos miran, ya no nos toman en cuenta. La rocambolesca promesa de que nos convertiríamos en una potencia ha sido la broma más pesada de la República. Vamos camino al pasado arrastrando los recuerdos de un pretérito ahora luminoso en que al menos no se arrinconaba al sector privado. Sólo abrazando el capitalismo y el libre mercado, saldremos de esta reclusión. Sólo desmontando los controles y creando confianza con un estado de derecho creíble, regresaremos al futuro. No digo que llamen al economista Pedro Palma para consultarle: basta con que le pregunten a su aplaudido funcionario, Rafael Ramírez, quien parece ser el único sacudido en esta rochela antimoderna.
@kkrispin