La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, expresó que la comunidad internacional ha sido incapaz de resolver viejos conflictos e impedir el surgimiento de nuevas crisis, ya que el uso generalizado de la fuerza no actúa sobre las causas de tensión.
En un enérgico discurso que abrió la 69ª Asamblea General, Rousseff dijo que la generación de líderes mundiales a que ella misma pertenece ha sido “incapaz de resolver viejas disputas y evitar el surgimiento de nuevas. El uso de la fuerza es incapaz de eliminar las causas profundas de conflicto”.
Rousseff señaló que esto quedaba en evidencia en “la persistencia de la cuestión de Palestina, en la masacre sistemática del pueblo sirio, en la trágica desestructuración nacional de Irak, la inseguridad en Libia, en los conflictos en el Sahel”, así como en Ucrania.
En la visión de la presidente brasileña, “cada intervención militar no nos permite caminar hacia la paz, sino hacia la profundización de los conflictos”.
Ese recurso a la fuerza armada ha conducido a una “trágica proliferación en el número de víctimas civiles y catástrofes humanitarias. No podemos permitir el aumento de estos actos de barbarie, que hieren nuestros valores éticos, morales y civilizatorios”, advirtió.
En apoyo a una ya conocida posición de la cancillería brasileña, Rousseff presionó por una reforma del Consejo de Seguridad, que haga que esa instancia represente más fielmente el mundo actual.
“El Consejo de Seguridad tiene dificultades en promover soluciones pacíficas a los conflictos. Es necesaria una reforma profunda del Consejo para superar la parálisis actual. Este proceso ya ha demorado demasiado”, puntualizó la mandataria.
El discurso de Rousseff, en la primera jornada de la Asamblea General de la ONU, ocurrió un día después que Estados Unidos realizara ataques aéreos contra posiciones del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria, operativos que se convirtieron el tema central de la cumbre en Nueva York.
AFP