Juan José Moreno A: El recular de un país

Juan José Moreno A: El recular de un país

Con todo y las dificultades de aquel momento, los venezolanos nunca imaginamos que nuestra entrada al siglo XXl nos llevaría a un recule tan dramático como el que en la actualidad soportamos. Podríamos llamarlo retroceder, pero creo que esta palabra, muy reconocida como válida por la autoridad lingüística del idioma castellano (Real Academia Española), define con mayor certeza lo que está pasando hoy día en Venezuela. Más aun, pudiéramos referirnos incluso a aquella expresión que definiría con mayor propiedad la “sentada” que nos impacta en estos momentos en el propiothumbnailjuanjosemoreno trasero. Para buen entendedor…

Porque el recule nos habla, más que de un retroceso, de la “metida de pata” en la que incurrió la mayoría de los votantes que, sin imaginar lo que nos esperaba, abrió las puertas a lo que hoy sufrimos: un régimen cínico-militar que nos devolvió por lo menos a cien años atrás.

Caímos en la trampa del encantador de ingenuos, del vendedor de ilusiones en un país que ciertamente se enfrentaba a otro tipo de situaciones críticas, y las culpas son compartidas por factores democráticos que, de la manera más incauta, contribuyeron a la caída de la nación en esta pesadilla de la cual tenemos que despertar los venezolanos.





A nuestro propio ritmo nos incorporábamos a los progresos de un siglo que nos permitía ingresar a los beneficios del mundo desarrollado, acceder a sus innovaciones científicas y tecnológicas, especialmente en materia de salud y telecomunicaciones; disfrutar de los placeres de viajar al lugar del mundo donde nuestras propias posibilidades nos lo permitiera, así como adquirir en el mercado interior y externo los  bienes y servicios de consumo que nos brindaran el bienestar requerido.

Pero al volver atrás, no solo estos beneficios comenzaron a ser privativos, sino que retrocedimos a etapas ya superadas de nuestras vidas como república, y dos de estas situaciones nos preocupan hoy con prioridad: el retorno a las epidemias y a la pérdida de derechos ciudadanos, vale decir, a la pérdida de una democracia que tanta sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor, ha costado a los venezolanos, haciendo uso de la famosa expresión de Winston Churchil.

Los anuncio de médicos venezolanos relacionados con la investigación en las áreas de la salud nos hablan de cifras muy concretas que ponen nombre a una situación que hoy vivimos y que nos hacen regresar a los peores momentos del atraso en el país: 65 mil afectados en la actualidad a causa de las enfermedades que hoy conforman la gran epidemia nacional, donde destacan el dengue y el chinkunguya.

Y mientras la población se encuentra imposibilitada del acceso a los modernos medicamentos para atacar los males,  y en consecuencia retrocede también hacia la búsqueda de soluciones naturales  del pasado, el flamante presidente de la nación bolivariana anuncia ante el foro mundial representado en la ONU, el desembolso de 5 millones de dólares para atender el Ébola en lejanas latitudes del mundo. Sin negar la importancia de la solidaridad humana, insistimos en lo que piensa la mayoría de los venezolanos: debemos atender primero nuestros propios problemas y después tender la mano a quienes podamos ayudar fuera de nuestras fronteras.

El otro gran ícono del retroceso está representado  nada menos que en la pérdida de la democracia y retorno a la dictadura, evidenciado en la tortura y  otras formas de violación de los derechos humanos, como el retorno de la tristemente célebre Ley  de Vagos y Maleantes, utilizada por los gobernantes de turno para privar de libertad y someter a las más perversas y antihumanos tratos a los adversarios políticos del régimen. A eso hemos llegado.

Twitter: @JJMorenoA