Nueva violencia y la farsa gubernamental por @JJMorenoA

Nueva violencia y la farsa gubernamental por @JJMorenoA

thumbnailjuanjosemorenoLos muy lamentables hechos de violencia registrados recientemente en el Hospital J.M De Los Ríos, donde una vez más se puso de manifiesto otro de los diversos tipos de nueva violencia engendrados durante la chavistocracia, están golpeando muy peligrosamente a uno de los sectores de la vida del país hasta ahora más respetados por todos los venezolanos, incluyendo a los propios malandros, como es el gremio de los trabajadores de la salud.

Como pudo conocer la opinión pública nacional, la imposibilidad de los médicos de revivir con los escasos recursos disponibles a un niño ingresado al mencionado centro de pediátrico , alentó a grupos irregulares nacidos y auspiciados por el régimen, a agredir al personal de guardia en ese centro de asistencia médica, en lo que constituyó la repetición de este nuevo tipo de actos salvajes que contribuyen a agudizar el terror permanente al que hoy se encuentra sometido en Venezuela el gremio de los trabajadores de la salud.

En esta oportunidad, que no es la única de similar característica que se presenta en el J.M. De Los Ríos, los protagonistas  fueron elementos que se identificaron como integrantes de los temidos colectivos que hoy proliferan en todo el país, bajo el amparo de los organismos de seguridad pública del Estado.





En otros centros de atención médica, concretamente en el Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria, donde fue asesinado un hombre que iba ser operado, en pleno quirófano, y donde también fue ultimado un hermano del paciente, las autoridades comprobaron la participación de dos ex policías. Apenas días después de este hecho, se reportaron otros hechos de violencia en hospitales de Caracas, sin olvidar el asesinato pocos años atrás de una joven estudiante de medicina a su salida de un centro asistencial en Valencia, y otros casos en distintas ciudades del país.

También la pasada  semana, otro miembro integrante igualmente  de otro  sector hasta ahora respetado por el hampa, el de los sacerdotes, fue víctima  de sujetos que lo convirtieron en otra víctima de lo que se  considera el nuevo tipo de violencia, donde habría que agregar los tenebrosos descuartizamientos de personas, el asesinato de secuestrados e incremento de los mismo delitos impulsados por la comisión de robos y el desarrollo de mafias carcelarias que imponen el terror internamente en sus lugares de reclusión y , en casos, expandidos hacia fuera de los penales  con la mayor impunidad jamás vista hasta ahora en el país, caracterizan la actual situación a la que nos encontramos sometidos los venezolanos.

De este aterrador cuadro de la nueva violencia que se vine observando en el país,  no escapa la insólita cadena de asesinatos de  la cual son víctimas funcionarios de distintos cuerpos policiales del país, que este año suma cerca de cien víctimas.

Sin embargo, con el mayor cinismo y afán manipulador que caracterizan todas las actuaciones del régimen, desde lo más alto del poder se nos trata de vender la imagen de un gobierno preocupado y dispuesto a frenar la violencia con una hipócrita campaña de exaltación de la  “paz ”,  a través de un presunto desarme que nadie se la traga, mientras pregona su ridículo triunfo en “batallas” contra venezolanos que lo adversan.

Porque, es lo que todo el mundo en el país se pregunta,  ¿quién puede creer que exista alguna intención de desarmar, en alguien que es señalado de facilitar la actuación de grupos tan violentos como los colectivos como los que suelen irrumpir en hospitales, o impedir el libre ejercicio de la actividad política de  líderes de oposición, ¿Acaso puede merecer credibilidad un gobierno que no ha sido capaz de desarmar a los delincuentes que se supone mantiene confinados en las cárceles del país? ¿Y quién desarma al propio régimen que gasta en la compra de armamentos, mil millonarias cantidades de dólares, que supera de una manera grosera las inversiones en la empobrecida área de la salud?

Sinceramente nos gustaría poder creer en el desarme, porque la población necesita y merece desarrollarse sin esa violencia que nos acosa y confina a nuestros cada vez  más reducidos espacios, en resguardo de nuestras propias vidas; pero no, de ese nueva culebra ya tenemos un largo rollo los venezolanos.

Juan José Moreno

@JJMorenoA