Las frases más extrañas usadas en despidos laborales

Las frases más extrañas usadas en despidos laborales

¿Te pidieron alguna vez “hacerle un favor al equipo”? ¿Te dijeron que “tenemos que recortar gastos”? ¿Te hablaron de “reestructuración”, de “ajuste” o de “proyecciones de contratación negativas”? ¿Te invitaron a “ser exitoso en otro lugar”? Lo llamen como lo llamen, siempre te han querido decir lo mismo: “Estás despedido”.  Vía BBC

Sí, hay maneras creativas de mostrarle alguien dónde está la puerta. Acudimos al sitio de preguntas y respuestas Quora en busca de “los eufemismos más creativos para los despidos laborales”.

Esto es lo que nos contaron sus usuarios:





Simplemente grosero

Nunca es fácil escuchar que te invitan a marcharte. Y tampoco es sencillo para los jefes dar esa mala noticia.

Sin embargo, algunos tienen más tacto que otros.

“Uno de los amigos de mi padre le dijo a un tipo: ‘No sé cómo funcionaría esta oficina sin ti. ¡Pero lo averiguaré el lunes!'”, escribe Tracey Bryan.

Empleado se lleva una caja con sus pertenencias

Igual de insensible es lo que Richard Brasser escuchó. “Tuve que dispararle a un rehén hoy. El equipo se estaba volviendo complaciente”, oyó una vez, de boca del dueño de un negocio a quien no identificó.

Y cuando John Bagnall perdió su empleo en la discográfica EMI Records, esto fue lo que le dijeron: “Hemos decidido que tu perspectiva y talento son ideales para el sector autónomo”.

La palabra más temida

Para suavizar el golpe, algunos empleadores evitan la palabra “recorte” y utilizan en su lugar otras fórmulas. “Estamos haciendo ajustes”, por ejemplo.

“Decir ajuste es una forma de obviar la temida palabra: recorte”, dice Robert Rapplean.

Y cuando los gerentes se mantienen en sus puestos mediante el despido de todos los trabajadores, se habla de “zozobra”.

A una amiga de Lorna Hughes le dijeron que la iban a dejar ir porque la compañía estaba siendo “reajustada inteligentemente”.

“Fue especialmente cruel”, escribe Hughes, “no sólo porque la despidieron, sino porque le hicieron saber que fueron inteligentes al hacerlo”.

Jefe apunta con el dedo a una mujer a quien despide

Richard Careaga recuerda que cuando su empresa fue absorbida por una compañía más grande, primero hablaron de “sinergia” y después de “graduación”.

“Fue una de esas situaciones repentinas. Mis 50.000 colegas y yo fuimos engullidos por nuestros 250.000 nuevos compañeros”, cuenta.

“En una organización así de grande lo único que puedes aspirar a controlar, al menos de manera temporal, es la plantilla. Pero para casi todos los aspectos los empleados de la antigua sede no eran más que un cubo de piezas de repuesto sin clasificar de una máquina ya inservible. Todavía me duele”.

Y cuando la multinacional que producía hardware, software y servicios para telecomunicaciones Nortel Networks decidió hacer despidos masivos en 2001, la compañía no habló de “reajustar” o “recortar”, señala Troy Turner, uno de los gerentes en aquél momento.

“¡Nortel ‘OPTIMIZÓ’ a 65.000 personas!”, exclama. “Y eso nos incluyó a mí, mis compañeros, los jefes, los jefes de estos, etc.”.