Aumentan las dudas sobre la solvencia financiera de Venezuela

Aumentan las dudas sobre la solvencia financiera de Venezuela

(Foto EFE)
(Foto EFE)

 

El régimen de Nicolás Maduro ha demostrado estar dispuesto a pagar sus deudas a Wall Street, incluso si ello significa condenar a la población venezolana a mayores niveles de desabastecimiento, pero los expertos se preguntan si estará en condiciones de satisfacer los mayores costos en el servicio de la deuda previstos para los próximos tres años, dado el drástico deterioro de las reservas internacionales y la caída de los precios del petróleo, publica El Nuevo Herald.

Antonio Maria Delgado
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Analistas consultados dijeron que los mercados no están evaluando la disposición de Maduro a pagar sino la capacidad de hacerlo en vista a las dificultades que el régimen tuvo para cumplir con sus compromisos en el 2014, pese a haber disfrutado por la mayor parte del año de precios del petróleo por encima de los $95 por barril.

“Los mercados entienden que Venezuela tiene disposición de pagar, el problema está en la capacidad de hacerlo”, señaló desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista para América Latina de IHS Country Risk.

“Venezuela ya entró en un default técnico con los sectores comerciales internos, con las aerolíneas, con el sector automotriz, empresas farmacéuticas y sus reservas han caído en más de 33 por ciento desde enero del 2013, y eso con un barril de petróleo en $100”, añadió.

Según datos de la firma Ecoanalítica, el servicio de la deuda venezolana ascenderá el próximo año a niveles cercanos a los $15,000 millones, monto que se repetiría en el 2016 y luego treparía a cerca de los $17,000 millones en el 2017.

Esos montos no incluyen las posibles sanciones que podrían ser impuestas contra Venezuela por su decisión de expropiar las instalaciones petroleras que Exxon Mobil y Conocophillips tenían en el país.

Previamente este mes, el tribunal arbitral del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) ordenó a Caracas pagarle $1,600 millones en compensaciones a Exxon Mobil, mientras que el caso de Conocophillips podría conllevar costos para el país de entre $5,000 y $7,000 millones, según algunos pronósticos privados.

Los economistas resaltaron que todo esto no significa que el default con Wall Street sea inminente para Venezuela o que el pago de los $15,000 millones en el servicio de deuda previsto para el próximo año sea del todo imposible.

Incluso si el barril de petróleo promedia $80 a lo largo del 2015, Venezuela aún obtendría ingresos cercanos a los $50,000 millones que le darían margen para pagar, dijo desde Caracas el director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.

Pero ese nivel significa que el país sudamericano tendría incluso menos recursos para la importación de productos, en lo que augura aún mayores dificultades para la población venezolana.

“El año que viene va a estar caracterizado por un tema de escasez”, señaló Oliveros. “No hay razones para pensar que disminuirá la escasez en el contexto que estamos hablando”.

No obstante, la estrategia de seguir pagándole a Wall Street a cambio de mantener desabastecidos los anaqueles del país no puede ser mantenida indefinidamente, opinó desde Washington Francisco Ibarra, director de la firma Econometrica.

“Si los precios del petróleo continúan cayendo, llega un momento donde para el gobierno va a ser óptimo dejar de pagar afuera y reestructurar su deuda de manera forzada. Porque llega un momento donde ya no se pueden seguir contrayendo las importaciones”, señaló Ibarra.

“Si ya lo estaban haciendo de manera forzada cuando el precio del barril estaba por encima de los $95, no te quiero contar como lo vas a tener si llega a los 70”.

Los precios de la cesta venezolana de crudos cerraron la semana pasada en niveles de los $82.72 por barril, pero el mercado petrolero registró fuertes caídas a inicios de esta semana, lo que podría colocar el combustible venezolano por debajo de los $80.

Una de las herramientas que el régimen venezolano podría tener a su disposición es vender los activos que aún le queda en el exterior, incluyendo a la compañía estadounidense de refinación Citgo.

Pero la venta de esos activos enviaría una señal muy negativa para los mercados, advirtió Moya desde Londres.

“Una de las cosas que genera confianza es que Venezuela es considerada por el momento como un acreedor neto. Es decir, que pese a sus problemas, se cree que sigue teniendo más activos que pasivos, y buena parte de esos activos están fuera del país”, dijo.

“Pero si los mercados ven que Venezuela comienza a vender sus activos, conjuntamente con esta situación económica, allí se prenden todas las alarmas”, resaltó.