Tanto en los cumplidos, como en los insultos, hay que reflejar la verdad para dar en el blanco. Si se le dice a una mujer muy fea, que es muy bella ¿se halaga, o se insulta?
Elías Jaua fue candidato a gobernador de Miranda, y los mirandinos, le dieron la revolcada del siglo, reeligiendo al propio “escuálido”, “oligarca” y demás epítetos.
Como premio de consolación, Nicolás lo nombró “canciller”, que era como darle un libro a un analfabeta, porque ¿qué sabía el encapuchado de la Plaza de Las Tres Gracias de eso?
Ahora está en un puesto más adecuado como “ministro de las comunas”, que ejercerá con tanta eficiencia, como cuando expropió los cientos de haciendas productivas para convertirlas en desiertos, siendo presidente del INTI.
Y después de esa revolcada, Maduro “dedocraticamente” lo designó: “protector del estado Miranda”. ¡Como si los mirandinos necesitaran como protector a quien rechazaron como gobernador! Y acaba de vociferar a una “rebelión del pueblo de Miranda contra el abandono de la burguesía amarilla, y contra el vago de su gobernador.”
El “vago” Henrique nunca ha sido gobernador de escritorio, ha estado al lado de su pueblo, que por algo lo reeligió, con el barro hasta la cintura, en los deslaves y otros desmanes de la naturaleza, y no apoltronado en la “sala situacional” de Miraflores, como Maduro, y antes Chávez, dónde la realidad del país es “virtual”.
Y ahora, Jaua declara que “sin la presencia de la Guardia Nacional, los mirandinos estuviéramos a merced del hampa.”
Dónde vivía Robert Serra ¿en Miranda?
Ante el escándalo de su asesinato, Maduro promete: “voy a convocar un sistema popular de protección, para que el pueblo cuide al pueblo…”
¡Quiere ocultar la verdad, y cree que se la está comiendo!