De París a la cárcel: La historia de la niñera de Jaua

De París a la cárcel: La historia de la niñera de Jaua

De-París-a-la-cárcel-la-historia-de-la-niñera-de-JauaLa suerte de Yaneth Anza la llevó a conocer medio mundo en vuelos privados y atenciones cinco estrellas.

 Conoce los paisajes de Ginebra, Francia, Madrid, Cuba y México. Se ha retratado con Dudamel y Winston Vallenilla. Hasta que pisó Sao Paulo con el maletín de su jefe a cuestas y la vida se le volvió una prisión. Lo que sí es seguro, es que la nani como le dicen algunos- sí sabe hacer maletas.


Por: Elizabeth Fuentes
@fuenteseliz





Yaneth Anza tiene cara de buena gente. El rostro típico de la mestiza venezolana: morena, nariz ancha, ojos pequeños- demasiado juntos- que contrastan con sonrisa amplia. Una barquisimetana que lleva muy bien los 39 años que revela su cédula, cuyo cuerpo luce en jeans apretujados y sandalias de plataforma. La hija de Juan Medrano y Matilde Anza, apenas culminó el bachillerato y tenía 23 años cuando Hugo Chávez logró la presidencia. Ya tenía 27 cuando, de acuerdo a lo declarado por el Ministro Elías Jaúa, comenzó a laborar como niñera de sus dos hijas, por allá en los difíciles días del año 2002, cuando su jefe se quedó sin trabajo por un día y probablemente la fidelidad de la cuidadora se puso a prueba.

Debe saber mucho esa mujer y, visto lo sucedido, pareciera que su lealtad permanece incólume. Cabe suponer la angustia de la mamá, de las primas, de los amigos, esperando un milagro del tipo Hugo Carvajal porque Yaneth es de las chavistas a toda prueba, la que se viste de rojo sin que se lo ordenen, la que lloró cuando se fue el Comandante Eterno y le envió mensajes a Dios para que descansara en paz. No parece, vaya el sarcasmo, una mujer de armas tomar. Salvo en ocasiones, cuando el descanso se lo permitía y se ponía un bikini ajustado para irse de playa “con un amigo muy querido”, como le confesaba a sus amigas, abrazada a un hombre musculoso y moreno, felices los dos. Imagen a la que su prima, Zoraida, comentaba: “Muy bien prima, que todo en la vida no es trabajo y usted merece divertirse”. Recibía flores rojas para San Valentin (“Gracias mi amor, te amo”, respondía ella públicamente) y en una o dos fotos aparece una pequeñita (¿su hija?), a quien describe como mi niña adorada.

Contrasta, eso si, la humildad de su “casita”, como la califica ella, con la majestuosidad de las ciudades que visitó durante la gestión de Jaua como Canciller. Casi que no paraba en Caracas podría decirse y, cabe inferir, sabía hacer y deshacer maletas con facilidad, descubrir lo que contenían con los ojos cerrados.

En mayo de 2013 estuvo en Cuba y se retrató en el malecón, en la plaza de la revolución y en el Acuario. En julio, nada menos que anduvo por Paris y se retrató frente al Museo del Louvre y el Sena y la Torre Eiffel. Y volvió a París a principios de septiembre, quizás porque el calor de agosto no era tan apetecible para las vacaciones familiares, niñera incluida. Regresó a Venezuela por poco tiempo, porque a finales de septiembre, Yaneth estaba otra vez en Europa, retratando los Alpes Suizos y el Jardin Anglais, en Ginebra, el puerto de los botes de paseo, bellísimo que se ve todo desde allí. Noviembre la agarró en Ciudad de México y, obviamente, visitó las pirámides, acompañada por alguien que hizo las fotos de ella sonriente, subiendo la Pirámide del Sol.

Pero la verdadera pregunta es por qué Yaneth ha viajado tanto. Y no tiene más respuesta que la obvia. La familia Jaua viaja con todo y su niñera a cuestas, como los ricos de toda la vida. Porque no se justifica que, siendo Canciller, el hoy Ministro de las Comunas se la llevara consigo a sus asuntos de trabajo. Y mucho menos que aprovechara sus viajes oficiales para “darle la colita” a su esposa, hijas y niñera. Lo que no sabremos es si para esas vacaciones también utilizó los aviones de Pdvsa para que la gozadera le resultara casi gratis. Pero cualquier mal pensado lo creería.

Mala suerte la de Yaneth Anza. Conocer tan de cerca la buena vida y, a pocos días del escándalo que la mantiene detenida en una prisión para mujeres en Sao Paulo, el gobierno ni la menciona. No existe, aunque seguramente estarán haciendo lo imposible tras bastidores para sacarla de semejante situación, aunque su jefe haya escrito que “por un descuido de la trabajadora”, no sacó el revolver del maletín, lo que absuelve al Ministro de culpa y coloca más sospechas sobre ella en cuanto a la intención de meter un arma de contrabando.

El descuido fue de Elias Jaua, sin duda, acostumbrado a usar los privilegios del poder sin que nadie lo pare. Un hombre que tiene en su maletín los documentos donde traza la estrategia para ganar las elecciones legislativas del 2015 a como sea de lugar ( “Presidente, espero que le sea de utilidad¡”, se lo dedica a Maduro en la carátula), justo al lado de su revolver, tremenda foto.

Pobre Yaneth. Basta ver las fotos de las navidades en familia- un comedor humilde, con la clásica mantelería de papel con flores navideñas, un bol de plástico en el centro con la ensalada, cocacola para los niños, un pan de jamón rebanado-, para compadecerla por lo que está pasando.

Sin mencionar que su poder no es ninguno, fuera del afecto que puedan tenerle en la familia Jaua. Y en eso sí que no se compara con el caso de Hugo Carvajal, a quien devolvieron como a un héroe y hoy en día nadie sabe su paradero.