Tienen 18 meses viviendo en contenedores

Tienen 18 meses viviendo en contenedores

(Foto El Carabobeño)
(Foto El Carabobeño)

 

Están matando la revolución. Un par de lágrimas se asoman por los ojos de Yeny Hernández. La mujer contiene el llanto para abrirle paso a una declaración conmovedora. Tenemos un año y seis meses viviendo en condiciones precarias” dijo recostada de la pared de un contenedor; un refugio, en Aragua, publica El Carabobeño.

Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com

Desde la primera vez que ejerció su voto, Yeny ha puesto su dedo arriba y a la izquierda en todos los comicios. Desesperanzada, años después la mujer se cuestiona el verdadero rumbo del proyecto en el que milita. Vive junto con 207 familias en el patio del Inces La Morita, a 8,5 kilómetros al este de Maracay.

El complejo es un grupo de refugios chinos. Son contenedores acondicionados para una estadía, como señaló la vecina, temporal. Eso nos dijeron, que estaríamos aquí seis meses. El sueño de una casa no se ha consolidado. En su lugar, la necesidad impera.

De digno el refugio no tiene nada. Aguas negras fluyen entre los contenedores. El sistema de desagüe está mal hecho. Más de 506 personas están expuestas a enfermedades que emanan del ambiente. Una pasta verde se mezcla con el lodo de los caminos internos, relataron algunos refugiados.

Cachorros consumidos por la sarna dan la bienvenida. Urgan entre la basura, acumulada por semanas, algo para comer. Los desechos desprenden un olor insoportable en la entrada del Campamento Samán de Güere, como se le denominó al refugio. Estamos en las peores condiciones, dijeron protestantes,

El suministro de agua es muy pobre. Todas las familias se surten de una sola toma. El agua nos sale amarilla. Hay varios niños con diarrea e infecciones en la piel. Pequeños que, inocentes, juegan entre lo que parece un puerto comercial convertido en barrio.

Los damnificados compran botellones con los que incluso se bañan. Ya no podemos seguir ¡No podemos más! exclamó con fuerza una de las vecinas de Yeny. Los servicios, comentaron en exclusiva este lunes, son más que precarios y chiripas son acompañantes de los refugiados. Viven entre plagas. Los contenedores están cediendo. Sientes como el piso se abombó. Las escaleras parece que se van a caer, comentó. Cuando se camina hacia el cubículo de Yeni, asusta el sonido del metal desgastado.

Todas las instancias se han respetado. Incluso a Miraflores han ido pidiendo apoyo. Lo que nos dicen es que no hay casas. Que tenemos que esperar que el gobernador nos saque. ¿Cómo se hacen entregas y los refugiados siguen allí? Se preguntan muchos. Si tuviera a Tareck El Aissami enfrente, Yeny clamaría solo una cosa: respuestas.

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