El diario Facebook, una tendencia que no alegra a la prensa

El diario Facebook, una tendencia que no alegra a la prensa

Facebook

La ambición de Facebook de convertirse en un diario de informaciones personalizadas adaptado a los intereses de cada uno de sus usuarios, más de 1.000 millones en la actualidad, puede resultar un nuevo castigo para los ya sufridos medios tradicionales.

Rob Lever/AFP

La red social ya es el principal medio de información de numerosos usuarios, señal del deslizamiento de la sociedad hacia la era digital.

El fundador del grupo, Mark Zuckerberg, declaró durante un foro a principios de noviembre que su objetivo era suministrar a través de Facebook “el diario personalizado perfecto a cada persona en el mundo”.

Además, Zuckerberg señaló que los diarios tradicionales suministran la misma información a numerosos lectores, mientras que Facebook puede recortar su flujo de actualidades de acuerdo con los intereses de cada individuo, y presentar una mezcla de actualidades, acontecimientos comunitarios y novedades de los amigos y de la familia.

“Es un enfoque diferente de la información impresa”, explica Ken Paulson, exjefe de redacción del diario nacional USA Today y actual decano de la Facultad de Comunicaciones de la Middle Tennessee State University.

“No está bien ni mal, sino que es algo que los diarios tradicionales no están en condiciones de hacer”, afirma.

– Un algoritmo para el jefe de redacción –

En el caso de Facebook, las decisiones editoriales no dependen de un periodista, sino de un algoritmo que determina los temas susceptibles de interesar a cada persona, lo que preocupa a los periodistas.

Pero algunos especialistas de los medios reconocen que Facebook parece estar en mejores condiciones de suministrar lo que las personas esperan y de un modo más eficaz.

“Es personalizado, apropiado, extraordinariamente oportuno y eso atañe (a todos). Es más de lo que cualquier diario puede hacer”, comenta Alan Mutter, exjefe de redacción de un diario regional, convertido en consultor de medios digitales.

Según Mutter, los diarios se aferran a su “antiguo” modelo económico, mientras que organizaciones como Facebook personalizan la información. Esa tendencia, añade, se acentuará, porque los lectores jóvenes desdeñan la prensa escrita y prefieren los soportes digitales y móviles.

“El motivo por el que Facebook emplea a tantos ingenieros y especialistas para tratar datos es mejorar constantemente el algoritmo. El algoritmo es más eficaz a medida que las personas lo usan”, dice Nikki Usher, profesor de periodismo especializado en nuevos medios en la universidad George Washington.

– ¿Y el “alma” de la prensa escrita? –

Facebook es una fuente de información para por lo menos el 30% de los estadounidenses, y genera un tráfico importante hacia los sitios de información de los medios tradicionales, según un estudio del instituto Pew Research. Lo que le da un poder importante sobre esos medios, cada vez más dependientes de las redes sociales.

Facebook, al igual que Google y sus pares, guardan celosamente el secreto de sus algoritmos. Según los expertos, una pequeña modificación puede tener enormes consecuencias para los medios.

“Los medios intentan elaborar su estrategia adivinando el algoritmo empleado y, al final de cuentas, es una estrategia perdedora”, constata Nikki Usher.

Pero con la crisis de los medios tradicionales, ¿llegarán los algoritmos a cumplir el papel del periodismo de informar a los ciudadanos?

Para Alan Mutter, lo que la gente lee podría cambiar en favor de contenidos financiados por la publicidad, patrocinados o apadrinados de manera más o menos transparente. “Lo que no sería necesariamente verdadero periodismo, sino que serían contenidos”.

Paulson estima que “será difícil reproducir el alma” de la prensa escrita.

“La libertad de prensa para controlar al poder e informar está garantizada (…). Hay un ingrediente crucial del interés general que un algoritmo no puede captar”, opina.

El investigador se pregunta cómo se financiará el periodismo de investigación. “Tenemos la información que nos merecemos y aquella por la que estamos dispuestos a pagar”, subraya.

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