Charito Rojas: Las telarañas del arañero

Charito Rojas: Las telarañas del arañero

thumbnailcharitorojasLa honestidad es un regalo muy caro, no lo esperes de gente barata. Mafalda (1964-1973), la niña filósofa y ácida, personaje de comic creado por el dibujante y humorista argentino Quino

Casi coincidiendo con el Día Mundial contra la Corrupción, que consagró la ONU todos los 9 de diciembre, Transparencia Internacional, organización no gubernamental que opera en 70 países y promueve desde 1993 medidas contra crímenes corporativos y corrupción política, publicó su Índice Anual de Percepción de Corrupción. En este índice a Venezuela le cupo el deshonor de ocupar el puesto 161 entre 175 países, resultando ser la nación latinoamericana más corrupta, con 19 puntos sobre un puntaje total de 100. Raspada, pues.

Pese a que el presidente ha amenazado con cortar cabezas, pese a que se acaba de aprobar una reforma a la Ley Anticorrupción, Venezuela es uno de los países con mayor discrecionalidad en el castigo y mayor permisividad pública en la tolerancia de prácticas de corrupción. Ya el hecho de que todos los poderes públicos se concentran en ejecutar lineamientos políticos, alejados completamente de la aplicación de las leyes y de la justicia misma, opera a favor de la corrupción, que es tolerada siempre que sea revolucionaria, en este caso. El gobierno puede crear comisiones, vicepresidencias, ministerios, nombrar funcionarios y un aparataje burocrático para combatir la corrupción, pero carecen de organización, fines, métodos, y sobre todo, de equidad para castigar sin tomar en cuenta el color político o venganzas partidistas.





Para solucionar un problema, hay que reconocerlo. Y la conducta del régimen es negar la corrupción que gangrena los estamentos del poder desde la cúspide hasta la base. No importa si son ministros o porteros, todos quieren y cobran su “mordida”. En un país donde la impunidad de los delitos alcanza el 95%, todo se puede hacer y el temor a ser sancionado es muy lejano.

La reacción al informe de Transparencia Internacional (y hay que aclarar que no es hecho en Venezuela ni por venezolanos, sino acopiado en su sede de Alemania, sin intervención de imperios ni de opositores) fue de la contralora general de la República, Adelina González, quien lo rechazó con la acostumbrada descalificación “Transparencia no tienen moral para calificar a ningún país” y desviando el punto por lo patriotero “el gentilicio venezolano es honesto y trabajador, ésta es una ofensa al pueblo”, lo cual pone en evidencia el poco interés oficial por llegar al fondo del tema. La Contralora, cuyos informes anuales deben ser investigados para saber por qué no ha ordenado juicio contra quienes abren esos boquetes que ni ella misma puede ocultar en el erario nacional, atribuye el puntaje bajo dado al país a la “guerra mediática y económica de la que es objeto Venezuela y que busca afectar la calificación del riesgo país, lo que puede incidir en la caída de bonos de la Nación y el precio del petróleo”. Se aprendió bien el caletre oficial. Para rematar, acusó a la ONG de ser capitalista y no rendir cuentas. Como diría mi abuela: “cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo”.

En Venezuela, el Tribunal Supremo de Justicia tiene 9 años que no emite una sentencia que condene al gobierno, contradiciendo así su razón de ser, que es defender a los ciudadanos del poder del estado. La mayoría roja de la Asamblea Nacional se ha negado sistemática y automáticamente a investigar cualquier caso de corrupción: dijo no al maletín de Antonini Wilson, dijo no a los casos de las empresas de Guayana, dijo no a los fondos extraviados de Fonden, a investigar Cadivi, a investigar el Plan Bolívar 2000, a investigar las miles de toneladas de comida podrida importada por el estado, a investigar los fondos extraviados de la caja de ahorro de Pdvsa, a investigar de dónde salen los multimillonarios bolichicos, a investigar el negocio del Fondo Chino. Y más recientemente se ha negado a investigar el evidentísimo peculado de uso del ministro Elías Jaua y de otros funcionarios del gobierno que usan a la libre las “colitas de Pdvsa” para sus viajes particulares y de sus familias.

El tal Poder Moral no existe. La Fiscal dijo tranquilamente ante la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que en Venezuela no se violaban los derechos humanos, cuando hay más de 200 denuncias sustentadas con pruebas ante organismos internacionales, sobre torturas y malos tratos durante las protestas en el año 2014. La Defensora del Pueblo jamás ha defendido a nadie que no sea el gobierno o del gobierno. No sabemos ni quién es el (o la) procurador general de la República y ya sabemos por qué la contralora tiene el estatus de “encargada” desde hace 3 años y medio, sin que la sustituyan.

Los jueces, así como los maestros, son temporales, ya no ganan sus cargos por concurso o méritos académicos sino por su fidelidad a la revolución. Por eso ni la justicia es justa ni la educación educa. Han acostumbrado a quienes por su pobreza material o moral, sólo pueden vivir de un gobierno que les subvenciona, a la corrupción. Se acabó la dignidad de muchos venezolanos en colas donde venden el puesto o compran lo que no necesitan para revenderlo. En todas las dependencias públicas hay colas, condiciones infames para sacar cualquier documento o lograr un servicio, “mordidas” a granel para obtener lo que se necesita.

Nada es gratis, la corrupción muestra sus colmillos por doquier, la revolución ha golpeado el estómago, las rodillas, ha derribado la dignidad de los más desposeídos, que son quienes al final les mantienen en el poder… mientras les sigan lanzando las migajas de la riqueza petrolera. Y allí está el detalle, diría Cantinflas sabiamente. Con un barril en 55 dólares, una inflación que pronto llegará a tres dígitos, el dólar flotando en paridad de más de 170 bolívares y una clase gobernante corrupta, incapaz y de una imbecilidad endógena, este cuento revolucionario se acabó.

No sabemos quién perderá la paciencia primero, pero no será fácil. Hay muchos muertos y heridos en el camino, mucho odio sembrado y regado con gran torpeza. Nadie puede decir cómo terminará esta historia de terror que vive Venezuela, pero el presentimiento del final está desatando los demonios de quienes quieren quedarse en el poder a costa de lo que sea. Ya no hay pudor ni ley que valga, no valen presiones internacionales ni diálogos. El camino hacia la salida lo abren las amenazas, multas, insultos, castigos, cárcel, presos políticos, juicios. Y corrupción, una grosera corrupción que muestra a un grupo de enriquecidos que disfrutan de escoltas, lujosos vehículos y mansiones en el exterior, mientras los venezolanos hacen cola para comprar un desodorante.

No están entendiendo los gritos de impotencia, de desesperación, de necesidad, de un pueblo harto de ineficiencia. Montan un festival y gastan 26 millones de dólares en artistas, sin preocuparse de que no haya medicinas en el país. No les pagan a las líneas aéreas, ni les importa que los venezolanos ya no puedan viajar, porque tienen su línea privada: 27 aviones de Pdvsa.

Meten al finado hasta en la sopa, les dan su nombre hasta a las morgues, sus ojos vigilan hasta las carpetas de la AN, sus discursos marean todo el día desde los canales oficiales, a cada rato cañonean desde el cuartel de la Montaña, por cualquier motivo fatuo. Pero éste no los salvará: debe estar muy ocupado viendo cómo se salva él de ese record nefasto que sembró, de aquellos polvos que trajeron estos lodos.

Acaban de presentar nada menos que en el Teresa Carreño, un ballet glorificando al prócer comandante: “De Arañero a Libertador”. Sí, porque ya a Simón Bolívar ni lo nombran. El Libertador es ahora el finado. Pues si no fuera porque es pavoso meterse con muertos, le haríamos un análisis de las cientos de mentiras que allí cuentan… en realidad, las mismas que contaba él.

La obra no dice, por ejemplo, que las ansias de poder absoluto del arañero acabaron con la separación de poderes y con el estado de derecho, fomentando así una corrupción, permitida por roja.

Verdades que en este país se castigan.

Aquí entre nos

* Todavía es un enigma la procedencia y propiedad del camión incautado en un container en el puerto de Puerto Cabello, que al pasarlo por rayos x reveló estar “relleno” de billetes ($$$$) en cantidad aún no precisada. El domingo 7 de diciembre el Comando Antidrogas de la GN localizó la extraordinaria carga escaneando un camión Ford que venía desde Estados Unidos en un barco de bandera liberiana. El vehículo fue llevado al comando de la Guardia Nacional y curiosamente, se movilizaron a Valencia de inmediato el G/D Alejandro Keleris, Inspector General de la GN, y el G/B Irwin Ascanio, director de la Oficina Nacional Antidrogas. Hay un ciudadano detenido, presunto propietario del vehículo. Pero en los pasillos del Ministerio Público se habla de un ajuste de cuentas y dicen que el efectivo en dólares que cargaba el camión está cercano a los siete millones, cifra que solo puede provenir de dos fuentes: drogas o corrupción. Feo, feo. ¿A quién estarán jorobando con esta operación?

* En nuestro programa Aquí entre Nos estuvo esta semana Luis Chataing acompañado de todo su equipo (Jean Mary, José Rafael Guzmán, Manuel Silva, Led Varela, Alex Goncalves), promocionando su documental “Fuera del Aire”, que ya se estrenó con gran éxito en los cines venezolanos. Soltó varias perlitas: no se va de Venezuela, podría considerar participar como candidato a algún cargo de elección popular y se siente decepcionado de las televisoras venezolanas que absolutamente todas, lo ignoran. Ha recibido cantidad de propuestas del exterior, pero por los momentos, no piensa aceptar ninguna porque ¡también va a lanzar próximamente el libro “Fuera del Aire”! La “botada” fue productiva y creativa…

*Ya salió en Gaceta Oficial la resolución que pecha con el 1% de su valor asegurado, a las aeronaves privadas que deseen sobrevolar y aterrizar en Venezuela. Es un impuesto cobrado en dólares por el gobierno y debe depositarse en un banco de Nueva York. Aparte de la gasolina y otros impuestos que el gobierno venezolano cobra en dólares en los aeropuertos nacionales. Esto espanta al turismo y a quienes vienen por razones de trabajo en vuelos privados.

* Las agencias de viaje valencianas también están heridas de muerte. Los poquísimos cupos de las aerolíneas son vendidos directamente por éstas sin respetar la cadena de comercialización, las agencias están liquidando personal y cerrando puertas. Por ello están convocando a una reunión de emergencia para constituir una comisión para la defensa de los derechos de las agencias de viajes y sector turístico; tratar la problemática de la comercialización en ventas de boletos de parte de las líneas aéreas nacionales e internacionales e invitarlas a un diálogo urgente con el gremio. Esta reunión será el jueves 11 de diciembre a las 9 am. en el hotel Stauffer.

Hasta el próximo miércoles.

[email protected]
@charitorojas