El gran enemigo por @felixseijasr

El gran enemigo por @felixseijasr

FelixSeijasRSi bien no podemos decir que existe un ambiente electoral, la expectativa que desde ya reina alrededor de las elecciones parlamentarias del próximo años es notoria. Cuando en los estudios cualitativos reunimos a personas para hablar sobre el tema, la conversación pareciera tener un común denominador: la desesperanza.

Si apartamos a los radicales afectos al oficialismo, todos los venezolanos desean un cambio; y lo quieren ya. Los oficialistas moderados desearían que dicho cambio se produjese dentro del mismo chavismo. Sin embargo, ellos no ven dentro de sus filas a líderes capaces de retomar el rumbo y materializar lo que Chávez pregonaba. Entonces miran hacia la otra acera y tampoco encuentran respuestas. Aquí es donde su sentir se acerca al de los neutrales: no ven para donde agarrar y entonces empiezan a soñar con un paracaidista que caiga del cielo y tome el control. Sí, un paracaidista, así como el que encontraron en los noventa.

Los opositores moderados, por su parte, se sienten cansados de lo que perciben como un “desorden” dentro de la oposición política del país. Ellos guardan serias dudas sobre la capacidad de sus líderes para generar cambios y cada vez más los asocian con personas egoístas que solo trabajan en procura de sus intereses personales.





Si sumamos a todas estas personas, tenemos una gran masa con baja motivación para actuar en un proceso electoral al que tradicionalmente le cuesta llevar gente a las urnas. Estos votantes no creen que desde la Asamblea se pueda producir el cambio que esperan. Entonces, ¿por qué votar? He allí el gran enemigo tanto de la actual administración como de la oposición política: la abstención.

Convencer al elector de que las elecciones del próximo año son unas en las que vale la pena votar pinta como una tarea complicada. Pero es una tarea que ambos bandos deben abordar. Cada fracción podría decir que arrancará el año con una ventaja a su favor: si bien es cierto que en los actuales momentos quienes votarían por opciones opositoras son mayoría, también es cierto que la disposición a votar es un tanto mayor entre los afectos al oficialismo, como lo muestran los estudios cuantitativos conducidos por Delphos.

Cada lado querrá estimular a su votante y desactivar al contrario. El oficialismo deberá recurrir a estrategias populistas como lo hizo en 2014 con el “Dakazo”, mientras que para desactivar el voto opositor tendrá ventajas como la designación para nuevos períodos de figuras emblemáticas de los poderes públicos, como por ejemplo el CNE.

A la oposición por su parte le tocará la titánica tarea de convencer al elector de que, a través de la Asamblea Nacional, ellos pueden dar respuesta a las aspiraciones de la gente y trabajar unidos en una agenda común cuyo protagonista sea el pueblo. Todo esto luego de que durante el año que está por culminar el elector haya percibido exactamente lo contrario.

Félix Seijas Rodríguez

@felixseijasr