Juan José Moreno A: A pesar de los vientos que soplan se abre una posibilidad

Juan José Moreno A: A pesar de los vientos que soplan se abre una posibilidad

thumbnailjuanjosemorenoHubiéramos preferido un inicio de año menos desesperanzador, pero por los vientos que soplan de acuerdo con los destemplados anuncios de Maduro, nada bueno podremos esperar del 2015 por parte del régimen, especialmente porque son formulados sobre bases falsas como seguir insistiendo que los problemas de la economía son consecuencia de lo que tercamente insiste en llamar “guerra económica” y mostrarse convencido que el sistema cambiario establecido es bueno y que solo necesita ser “optimizado”, como lo prometió.

De su última alocución, por demás abusiva como todas las que realiza por los daños que causa al sistema nacional de radio y televisión impedido de cumplir con una programación cuya producción tiene altos costos, nos quedaron a los venezolanos muchas dudas y desconciertos sobre las intenciones de quienes nos gobiernan de enmendar los errores y encaminar al país por caminos ciertos que lo conduzcan al rescate de la destruida economía y a la concordia ciudadana que todos reclamamos.

Además de manejar cifras estadísticas donde no admite desaciertos en el manejo de los fondos públicos y atribuir los números rojos a la presunta campaña permanente de la oposición y del imperialismo, el presidente se aferra y promete su profundización de un modelo de desarrollo que, desde sus propios inicios, demostró su inviabilidad y contundente fracaso.





No mostró, por ejemplo, cifras de inversión destinadas a la producción y productividad de los bienes de consumo que pudieran permitir romper con la acentuada dependencia nacional de los productos extranjeros; ni los efectos de las expropiaciones en las distintas áreas de la producción, porque, como se ha demostrado, ellas junto con otras medidas de presunto “interés social” como la decretada inamovilidad laboral y la reducción de las horas de trabajo, solo han contribuido a profundizar ese terrible desabastecimiento que insiste atribuir al empresariado venezolano. Y a este cuadro necesariamente habría que agregar, las restricciones en la entrega de divisas para la adquisición de insumos y materias primas para el funcionamiento de la industria y el comercio nacional. De nada de eso habló nuestro flamante presidente.

De la agobiante criminalidad que sufre el país, y la cual ha afectado de manera directa a las propias instituciones policiales que perdieron durante el pasado año a cerca de doscientos efectivos a manos del hampa, ni de la situación hospitalaria que se agudiza aun en los centros del sistema “Barrio Adentro”, tampoco habló el jefe del Estado; pero si de la compra que viene en camino de más materiales bélicos para las fuerzas armadas en un país que pareciera prepararse para la guerra contra no se sabe quién. A menos que se piense aumentar el poder ofensivo de los llamados colectivos que, nadie duda, son de alguna manera receptores de parte de las armas por los que el régimen gasta una incuantificable suma de recursos que hacen falta para atender necesidades básicas como las ya mencionadas.

Por esas y muchas otras razones, es por lo que insistimos en relación a lo que aspiramos para Venezuela en este año que se inicia, sobre la necesidad de confiar en nuestras propias reservas morales y profesionales para iniciar el rescate de la institucionalidad, de la legalidad, del respeto a la dignidad humana y del rumbo económico perdido, para devolverle la auténtica felicidad a los venezolanos, que no es esa simple felicidad a la que se nos invita a asistir para compartir festines no acordes con la situación financiera del país.

El 2015, como ya se señala desde los distintos sectores de la opinión pública nacional, nos plantea a todos los venezolanos el gran reto de iniciar ese rescate del país al cual aspiramos, mediante nuestra participación activa en la conformación de ese gran frente de lucha requerida para devolverle a la Asamblea Nacional el carácter de ente promotor de la verdadera legalidad y defensa del patrimonio público. A partir de allí podrán abrirse todos los caminos que inevitablemente conducirían al rescate del poder político usurpado hoy por quienes, con engaños, “engatusan” a una considerable porción de venezolanos. La lucha será dura, por lo que todos estamos obligados a comprometernos, aportando cada uno nuestra cuota individual de sacrificio. Así vemos el futuro inmediato y mediato.

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