Leonardo Morales P: Hambre, miseria y represión

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Por allá en los tiempos del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez había una consigna muy utilizada por los sectores de la izquierda que rezaba más o menos así: “Carlos Andrés es hambre, miseria y represión”. Al ritmo de esa consigna la ultraizquierda venezolana, mucho de los cuales hoy disfrutan las mieles del poder, recorrieron pasillos universitarios, calles y quemaron carros particulares y autobuses hasta más no poder.

Se acusaba al gobierno de CAP de llevar al pueblo venezolano a niveles de pobreza y miseria intolerables, pero en paralelo muchos jóvenes estudiantes salieron al exterior a seguir estudios universitarios y de postgrados. Era la época del “ta’ barato dame dos”. No equivocadamente se señalaba que la clase media y no solo los sectores más enriquecidos del país hacían mercado en Miami.





Esa ultraizquierda ilustrada por los profesores universitarios similares a los que hoy se les niega un sueldo digno, acusaban al gobierno de represivo por no permitirles acabar con los negocios que circundaban la UCV ni quemar plácidamente carros, camionetas y autobuses. Y así, decían: “Carlos Andrés es hambre, miseria y represión”, con musiquita y todo.

Transcurridos más de tres décadas los muchachones y muchachonas de entonces han logrado reaparecer en la palestra pública como los detentadores del poder. No fenecieron del hambre y la miseria y mucho menos de la represión. Tomados de los represores de aquellos tiempos se hicieron del poder político para la superación, suponemos, de los males de la nación. Hoy disfrutan de escoltas, carros de lujo y hasta viajan con “nanas armadas” en los aviones de PDVSA. Como dice la canción escrita por Rubén Blades e interpretada junto a Willie Colón “…la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…”
Ya llevan cerca de 15 años ejerciendo el poder, disfrutándolo a todas sus anchas. Han promovido el socialismo del siglo XXI como algo novedoso. Anunciaron el nacimiento del hombre nuevo, de la construcción de un país productivo, cuyos habitantes disfrutarían por primera vez de la felicidad, de la justicia y la libertad.

El delirium es de pronóstico. Nos anunciaron soberanía alimentaria y la escasez de los productos esenciales ha pasado a convertirse en la primera preocupación de todos los venezolanos. Las colas de venezolanos en supermercados, mercados, abastos, farmacias etc. han terminado por convertirse en el símbolo del año que recién comienza.

La angustia y la preocupación ante la incompetencia del gobierno ya cubren más del 80 por ciento de la población. No quedan oficialistas que pongan el pecho para defender este despropósito en que terminó convirtiéndose el Socialismo del siglo XXI. Ahora sí tendrá sentido el eslogan, pero esta vez encabezado por el presidente: “Maduro es hambre, miseria y represión”.

@leomoralesP