El muro cambiario por @1PabloSanchez de @VFutura

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Finalizado el asueto navideño y, con él, las ilusorias vacaciones de fin de año. El venezolano regresa a la crudeza de lo meramente fáctico: las colas, la inflación, la inseguridad, el control de cambios, entre muchos otros asuntos.

Este último, el control de cambios, es figura en la “opinión pública” con respecto a lo que será el 2015. El futuro es incierto, como ya es costumbre. Hay muchas interrogantes sobre lo que pudiese ocurrir. Se desconoce si se modificará la cifra permitida, la cantidad de bolívares por dólar y cuáles serán los sectores con posibilidad de adquirir la divisa a cambio oficial. Lo más probable es que -al igual que en años anteriores- aumenten las restricciones.





En mi caso personal, yo que soy más de invertir los escasos recursos en congresos, foros y libros que me gusten, siempre encuentro infinitas trabas gubernamentales (directas e indirectas) para lograrlo. Por ejemplo: hace unos meses no pude asistir a un congreso realizado en una prestigiosa universidad en Guatemala, por falta de pasajes [debido a la deuda contraída por el régimen, algunas aerolíneas han decidido restringir la oferta de pasajes o venderlos directamente en divisa estadounidense]; como seguramente tampoco podré participar en un curso (siendo el pago algo relativamente simbólico) relacionado con mi área de estudio porque las inscripciones cierran el viernes y, hasta el momento, no hay disponibilidad de divisas para consumos por Internet.

Seguramente, a cierto grupo de lectores este tipo de inquietudes llegarán a parecerle nimiedades «de clase media», y podría argumentar -relativizando la importancia de lo que digo- que los más pobres atraviesan mayores dificultades. Y sí, tiene razón. Los de más bajos recursos son los más golpeados por la realidad económica venezolana.

Como consecuencia de las expropiaciones y la sistemática persecución a la empresa privada, la producción nacional es cada vez menor -cuando aún existe-, así como, a su vez, es mayor nuestra dependencia respecto a las importaciones. Los productos extranjeros no llegan por arte de magia, estos se pagan en dólares. El carácter prohibitivo e ineficiente del sistema cambiario cuando de la ágil asignación de divisas se trata, obliga a algunos sectores a importar con moneda proveniente del mercado paralelo, en el cual el precio de las divisas es altamente desigual frente al cambio oficial, precio sobre el que la única certeza es su sostenida tendencia al alza. Todo lo antedicho se traduce en elevados precios para el consumidor final, afectando a la mayoría de los venezolanos y beneficiando sólo a quienes poseen facilidades en la obtención de divisas preferenciales.

Como comenté al principio, el control de cambios es tópico normal en la llamada opinión pública, pero, lamentablemente, el debate ha girado en torno a nimiedades respecto a cuánto y a qué precio… y no en la dirección en que debería enfocarse: la eliminación definitiva de dicho control – para que se abra la posibilidad de que podamos intercambiar divisas en un mercado libre, y salgamos de uno en el que solamente una camarilla cercana al poder tiene acceso privilegiado a esta posibilidad.

Cabe destacar que el control cambiario es sólo una parte de la maraña de problemas en la que los venezolanos nos vemos atrapados a diario. Sin duda, ése es un muro que nos impide avanzar; pero para lograr alcanzar un mejor destino para Venezuela y sus habitantes, es necesario derribar el edificio completo, y ese edificio se llama socialismo.

Libertad o nada.