El gobierno venezolano, mescolanza del iniciado por Chávez y seguido por su “hijo” más aventajado, Nicolás Maduro, continúa su proceso de vertiginoso deterioro que toca diversos ámbitos de la vida política y no política del país.
Durante 15 años, que no son pocos, casi la mitad del período del que denominó IV República, se nos dijo que con un este nuevo modelo, Socialismo del Siglo XXI, seriamos testigos de la formación de un “hombre nuevo” y de la constitución de un país potencia; en lo social, en lo económico y lo político.
En verdad, Chávez y Maduro, no parecen haber acertado. Nunca antes habíamos tenido precios del petróleo tan altos como en estos años, sin embargo, por allí anda el presidente, vergonzosamente, pidiendo créditos, dinero líquido, para enfrentar la severa crisis económica. Nadie podría haber imaginado que luego de una bonanza económica como la vivida, los anaqueles de los supermercados y farmacias estuvieran vacíos. Quién podría haber sospechado que el año 2015 arrancaría retratando, en su justa dimensión, al hombre nuevo, que sin distingo de condición social, deambula de un comercio a otro buscando bienes esenciales. El hombre nuevo, aquel cuya vida se esfuma en colas y más colas.
Este es un gobierno donde el atributo de la vergüenza encuentra escasa consideración. Diría un amigo diputado oficialista: “eso de valores y ética son vainas de los académicos…” La política y el gobierno tiene que ver con el ejercicio del poder y de mantenerlo cueste lo que cueste, seguramente afirmaría.
No irritó al gobierno ni a la burguesía roja que algunos de sus colaboradores huyeran del país haciendo señalamientos sobre algunos jerarcas oficialistas. Recordemos a los exmagistrados Velásquez Alvaray y a Luis Aponte Aponte y sus señalamientos. No se recuerda acaso las acusaciones de un empresario carabobeño, detenido por narcotráfico y enriquecido con negocios vinculados con el sector público. Cuantos limpios de solemnidad no terminaron siendo dueños de bancos y propietarios de caballos. Así se ha erigido la burguesía roja.
Un nuevo episodio ocupa los medios de comunicación. Un escolta es ahora el protagonista. Del primer anillo de seguridad de Chávez, como dicen los que saben de estas cosas, bendecido por el mismísimo Galáctico por cadena nacional, como un joven íntegro, es quien ahora lanza severas acusaciones desde el centro del imperio, contra jefes oficialistas y contra el entorno íntimo del Líder Supremo.
Dice la catedrática española Adela Cortina, que “los valores son cualidades que cualifican” y que generalmente denotamos con adjetivos calificativos, pero no basta calificarlos, es necesario que sean reales, que los individuos lo sientan como tales.
Cómo valora usted al gobierno cuando hace una cola, cuando no consigue lo que busca, cuando no le alcanza el salario, cuando se siente inseguro en las calles…
Valórelas, califíquelas y ya sabrá como lo gobiernan.
@leomoralesP