Oswaldo Páez-Pumar: La simultaneidad

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Cada vez que quedan al descubierto hechos atroces cuya autoría es responsabilidad del gobierno, se presentan simultáneamente por parte de éste otros hechos que el gobierno imputa a la población en todos sus estratos, pero con más frecuencia a los sectores dedicados a la producción y comercialización de bienes de consumo masivo, parte de la extrema derecha fascista que conforman los venezolanos no enchufados. No es una simple coincidencia. La coincidencia llama la atención porque cuando se produce y es advertida, toma por sorpresa a quien la advierte. Es de algún modo una rareza.

Cuando estas circunstancias ocurren sistemáticamente y se convierten en una rutina no puede hablarse de coincidencias, ellas responden al propósito deliberado de desviar la atención sobre lo que hace o deja de hacer el gobierno, para que la población preste atención a lo que hacen los capitalistas explotadores y la ultra derecha fascista de cuyos malévolos designios el gobierno nos protege.





Para el manejo sistemático de esa política es indispensable la hegemonía comunicacional, que se ejecutó paso a paso mediante la confiscación de RCTV, las compras de Globovisión y Televen innecesaria en el caso de Venevisión, la toma de los circuitos radiales y a nivel de prensa escrita, las compras de la cadena Capriles, El Universal y el ahogo de Tal Cual y de los periódicos locales en casi todos los estados.

Esto explica la toma de las cadenas Farmatodo y Día a Día y la arbitraria detención de sus directivos sin fórmula de juicio con violación de la Constitución, en la cual concurren los cuerpos armados: policía, guardia nacional y fuerza armada, todas bolivarianas; y los cuerpos desalmados fiscalía, superintendencias de toda clase de controles y las ramas del poder ejecutivo encargadas de la judicatura y de la asamblea, todas bolivaristas.

Las acciones contra Farmatodo y Día a Día las impulsó las toneladas de comida podrida en la red de distribución del gobierno de la cual dio cuenta la prensa al día siguiente. Ya el gobierno lo sabía, sabía que había que taparlo y sabía cómo hacerlo, atropellando. Además con descaro para que los no atropellados tomen nota de que pueden serlo. “Simultáneamente” el escándalo que envuelve a Cabello y a los narco soles necesitaba de un arrebato contra los traficantes; y repentinamente sale la sentencia contra Walid Macleb y sus hermanos. La fiscal apela y hace preso al juez, pero no abre investigación a los mencionados aunque haya “noticia criminis”.