Santos preocupado por detención de Ledezma y espera que se respeten derechos

Santos preocupado por detención de Ledezma y espera que se respeten derechos

Foto EFE
Foto EFE

Desde un principio establecimos que la diplomacia en nuestro gobierno sería una diplomacia prudente y efectiva; no de confrontación, no de insultos, no de espectáculo. Creemos que este tipo de diplomacia ha sido altamente favorable para los intereses del país, como lo demuestran los hechos.

Hoy la comunidad internacional ve a Colombia con mejores ojos y somos mucho más relevantes. Tenemos unas mejores relaciones con la región y el mundo, lo que se traduce en beneficios para todos los colombianos.

Dentro de esta forma de manejar nuestras relaciones internacionales, hemos mantenido una cordial y constructiva relación con Venezuela, a pesar de nuestras profundas diferencias.





Lo hemos dicho en múltiples ocasiones y lo repetimos: nos interesa, nos duele, nos preocupa todo lo que sucede en Venezuela, no solo porque es una nación hermana con una historia común –con la que compartimos 2.200 kilómetros de frontera– sino porque cerca de 4 millones de colombianos viven en su territorio.

Lo que suceda en Venezuela nos afecta inexorablemente a los colombianos. Por eso lo único que siempre deseamos y buscamos es el bien de Venezuela y del pueblo venezolano. Nunca hemos sido indiferentes y no nos hemos quedado quietos frente a los problemas del vecino país.

Siempre hemos querido jugar un papel constructivo. Siempre hemos creído que lo mejor es promover el diálogo directo entre el Gobierno y la oposición, para que entre ellos busquen la mejor salida y la mejor solución a las difíciles circunstancias que hoy enfrentan. Creemos que solo así Venezuela encontrará nuevamente la estabilidad política, económica y social que se merece.

Desde hace mucho tiempo le hemos sugerido al Gobierno venezolano –por supuesto, con respeto por su autonomía– la importancia del diálogo para la búsqueda de soluciones. La comunicación con Venezuela siempre ha sido muy franca y transparente aunque muchos no lo quieran reconocer.

En innumerables ocasiones –desde que estaba el presidente Chávez al frente del Gobierno, y también últimamente– hemos procurado facilitar el diálogo y unas mejores relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, como lo hicimos con Cuba y Estados Unidos.

Con la oposición también hemos mantenido, desde hace tiempo, una comunicación franca y constante, y en el mismo sentido le hemos expresado nuestras opiniones, tratando de promover el diálogo.

Los intereses y derechos de los colombianos en Venezuela han sido, por supuesto, una de nuestras prioridades, y le hemos manifestado al Gobierno venezolano nuestras inquietudes y nuestras protestas frente a los hechos que los afectan.

Por ejemplo, ante señalamientos de discriminación contra nuestros compatriotas, recientemente promovimos la reunión de nuestros 15 cónsules con la Cancillería venezolana, para tratar hechos concretos, y se han obtenido respuestas positivas en algunos casos. Hemos pedido que se respete el debido proceso en las deportaciones, en lo que también hemos tenido respuesta. Y, como lo saben los empresarios colombianos, hemos abogado constantemente por el pago de las deudas comerciales, con algún grado de éxito.

Nada de esto hubiera sido posible en una situación de confrontación y de insultos permanentes, que es lo que algunos –infortunadamente– todavía añoran y pretenden.

En circunstancias tan complejas no es momento de protagonismos ni de buscar dividendos políticos.

Colombia, y en particular este gobierno –no solo frente a Venezuela sino frente al mundo entero–, ha defendido los valores democráticos, las libertades, el derecho a la libre expresión. Aquí también tenemos contradictores que nos acusan, incluso con mentiras, y caricaturistas que nos critican con aguda sátira, pero siempre hemos sido y seguiremos siendo respetuosos de sus libertades.

Reafirmamos nuestro compromiso –como lo hacemos todos los días con nuestras acciones– con los principios democráticos. A este gobierno nadie le puede dar lecciones de libertad y de democracia.

Y hacemos un llamado para que estos principios democráticos –con los que todos los americanos nos hemos comprometido– se respeten.

Nos preocupan, por supuesto, los últimos acontecimientos. Hemos manifestado –en privado y en público– nuestro deseo de que a los opositores se les respeten sus derechos. Inclusive hemos pedido la libertad de Leopoldo López. En el caso del alcalde Antonio Ledezma, también esperamos que cuente con todas las garantías para un debido proceso.

En múltiples ocasiones –por ejemplo en la pasada cumbre de la Celac– y también en las últimas 24 horas, hemos promovido consultas con otros países de la región para ayudar a que los venezolanos encuentren una solución que a todos convenga.

Desde Colombia no existe complot alguno en contra de ningún gobierno y, por supuesto, si llego a conocer algo concreto en este sentido, no solo lo condenaría sino que actuaría con toda la contundencia de la ley.

Valoramos sobremanera la ayuda y el acompañamiento Venezuela a nuestros esfuerzos de paz con la guerrilla. Siempre estaremos agradecidos por su contribución a lograr este gran anhelo de los colombianos.

Mi sueño es que América sea un continente de libertades, de democracia y de paz.

Cancillería de Colombia