El problema del Lago de Valencia y la calidad del agua que se surte a la población deben ser dos temas imprescindibles de la agenda pública venezolana, en torno a los cuales la sociedad civil se tiene que organizar y pronunciar para exigir soluciones. Esta fue una de las grandes conclusiones del foro “La calidad del agua: cuenca del Lago de Valencia”, llevado a cabo el pasado 9 de abril en la ciudad de Maracay, organizado por el Grupo Orinoco y Aragua en Red. NP
El Lago de Valencia, caso conocido por muchos, ha aumentado peligrosamente su nivel, amenazando a las poblaciones cercanas con su posible desborde. En consecuencia, el objetivo de este evento, tal como comentaron sus organizadores se centró en informar y solicitar el consenso para buscar alternativas. Las ponencias estuvieron a cargo de Rafael Dautant, ingeniero civil y presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (Avisa); Luis Arocha, ingeniero municipal, director de Infraestructura del Municipio San Diego del Estado Carabobo; Alonzo Herrera, ingeniero agrónomo (UCV) y especialista en tratamiento de aguas residuales; Freddy Carquéz, médico internista, profesor de la Universidad de Carabobo y Pedro García, ingeniero agrónomo y experto en Conservación de Cuencas Naturales.
En su intervención, Rafael Dautant comentó que en el país se menosprecia el recurso y es necesario empezar a usarlo inteligentemente, lo cual requiere que se ajusten las tarifas para poder sostener las plantas de tratamiento. “Tenemos que aprender que es mejor controlar la fuente en lugar de tratar, reusar en lugar de descargar y evitar las pérdidas por fugas (rondan el 60%). Cumplir con el reto de la distribución suficiente y equitativa se relaciona directamente con el pago justo por el servicio”.
Luis Arocha concluyó que lo que se ha hecho es “correr la arruga” con las últimas soluciones planteadas. Se modificó la cota (límite de rebase del lago) y se construyó un muro de contención, pero estima que éste último puede peligrar cuando comiencen las lluvias. En cuanto al planteamiento de trasvase al mar Caribe se ¨botarían¨ al mar 30 mil litros de agua por segundo lo cual sería un gran crimen ecológico, porque esta masa podría ser empleada para un sinfín de actividades. Alonzo Herrera, investigador y representante de la organización Aguas sin Fronteras, expuso en cuanto al tema de las aguas residuales que llegan al lago, que las normativas que se usan para su medición son ambiguas y en algunos casos contradictorias, lo cual origina que las empresas actúan a ciegas y en consecuencia es poco lo que se pueda reglamentar y sancionar.
En el área de la salud, la situación se ha complicado según Freddy Carquéz, con la aparición de dermatitis, enfermedades diarreicas, virales y parasitarias y otros procesos infecciosos como neumonía y bronquitis. Además los lodazales y pantanales son fuente de criadero de gérmenes y mosquitos, que transmiten el dengue y el chikungunya. El médico indicó que esto es un asunto que compete a la sociedad entera porque se trata del compromiso del funcionamiento de toda una región.
Finalmente Pedro García, mencionó el lago como muestra de la gran crisis ambiental de la región central. ¨Somos uno de los pocos países que se ha dado el lujo de perder uno de los cuerpos de agua más grandes¨. Explicó que las soluciones son a largo plazo: planificación ambiental, promoción de otros usos en la cuenca, reúso de las aguas residuales, emisión de estadísticas confiables, creación de conciencia ciudadana, comunicación con los decisores y gobiernos, revisión de la normativa ambiental, una auténtica contraloría ambiental y pagar por el agua, porque lamentablemente ¨es un bien común para contaminarlo pero no para cobrarlo, lo que se regala la gente no lo valora¨.