Bernard Horande: Te voy a dominar

Bernard Horande: Te voy a dominar

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“No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura”

“Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado, no serán conscientes”





“No era deseable que los proles tuvieran fuertes sentimientos políticos. Todo lo que se les pedía era un primitivo patriotismo al cual se podía apelar cuando fuera necesario para que aceptaran más horas de trabajo o raciones más pequeñas”

Por allí por 1949, un tal Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell, publicaba una novela titulada “1984”. Lo anterior son citas de esa novela.

En ella se describe una sociedad totalitaria, dominada, controlada y vigilada por un “Gran Hermano”, el poderoso Big Brother.

A diferencia de otros regímenes totalitarios en los cuales se crean sopotocientos ministerios y viceministerios, en este sólo hay 4:

1) El Ministerio del Amor, encargado de los castigos, la tortura y de reeducar a los miembros del Partido. Quizá en el Siglo XXI, Orwell lo hubiera llamado Ministerio del Poder Popular para la Suprema Felicidad.

2) El Ministerio de la Paz, creado para asuntos relacionados con la guerra. Se esfuerza en lograr que la guerra sea permanente. Hoy en día podría ser guerra económica, guerra mediática, guerra psicológica, guerra contra los apátridas, guerra contra el Imperio o contra España…

3) El Ministerio de la Abundancia, encargado de la economía para que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento. Suena familiar. ¿Escasez? ¿Colas? ¿Números de cédulas para comprar? ¿Captahuellas en los supermercados?…

4) El Ministerio de la Verdad, cuyo objetivo es manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo. Se trata de reescribir la historia. Las evidencias del pasado deben coincidir con la nueva versión oficial de la historia. En los tiempos modernos, por ejemplo, podría ser cambiarle el nombre al país y a todos los organismos públicos, así como modificar la bandera y el escudo nacional. Darle un nuevo rostro al Padre de la Patria y ajustar partes de su vida según las conveniencias del Gran Hermano. O también inculcar, manipulando los textos escolares y todos los medios masivos existentes, que el país nació gracias a los “nuevos libertadores” que ahora nos gobiernan.

Los lemas del Partido dominante y único son:

  • “La Guerra es Paz”: la guerra hace que los ciudadanos eviten rebelarse contra el Estado por temor. Mantener la idea de una guerra permanente y el supuesto acoso de unos “enemigos” que quieren invadir. Así se mantiene la paz. A punta de miedo.
  • “La Libertad es Esclavitud”: los esclavos se sienten “libres” al no conocer otra cosa. Se les da migajas y las aceptan. Se creen libres porque en su pequeño espacio pueden expresar algo. Eso sí, mientras sea en voz baja y de poca significación.
  • “La Ignorancia es Fuerza”: la ignorancia evita cualquier rebelión contra el Partido. Se trata a la gente como animales. La Policía del Pensamiento los vigila. El fin es idiotizar al pueblo.

En resumen, Orwell describe cómo un grupo de inescrupulosos decide dominar una sociedad. Someterla. Una operación muy parecida a la que se desarrolla en Venezuela, y que ya en Cuba fue exitosa por más de 50 años. La petite difference es que Cuba no tenía petróleo para sostenerse, le tocaba depender de otros.

“El Partido busca el poder enteramente por el poder mismo. No estamos interesados en el bien de los demás; estamos interesados solamente en el poder” (Orwell, 1984)

Al parecer, en nuestro país parece que algunos sectores no han captado enteramente lo que vivimos. En declaraciones que a veces parecen simples saludos a la bandera, vemos cómo dirigentes políticos o empresariales cándidamente una y otra vez le piden al régimen chavista “que rectifique”… que modifique sus políticas porque no funcionan…

Es que de eso se trata. Que no funcionen para los intereses del pueblo. Pero que sí sean eficientes en el objetivo central que no es otro que el de sostenerse en el poder sea como sea. Aferrarse al poder por el poder. El poder eterno.