La hiperinflación que fluye por estas calles

La hiperinflación que fluye por estas calles

(Foto Reuters)

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Les traemos en exclusiva el más reciente análisis del economista Alexander Guerrero sobre la crisis económica por la que atraviesa el país. Analiza Guerrero las relaciones entre la hiperinflación, el dólar paralelo y una posible dolarización como respuesta. Describe la existencia de un entramado oficialista que se beneficia del proceso hiperinflacionario bajo la figura de los “rent seekers”.  El análisis trae una gráficos muy ilustrativos para la mejor comprensión del análisis (lapatilla.com)

 

Economía Política del dólar paralelo y la hiperinflación

 

Alexander Guerrero E.

 

Conduce la hiperinflación a una dolarización? Si y no, pero son más las veces que si ocurre. Ecuador y Zimbabwe han sido los dos últimos. El primero un país petrolero. Muchos se confunden con el petróleo, el color y el olor son atávicos.

Aunque muchos así lo desean, ven más sus quimeras o las esperanzas para detener el empobrecimiento, porque las reglas políticas de esta Venezuela republicana y rentista, con un bien que se exporta y paga el 30% del gasto fiscal, lucra a los rent-seekers más con una (híper)inflación y devaluación que por propio el esfuerzo individual. El diferencial en entre tasa cambio oficial y el dólar paralelo –nuestro caso- solo nos muestra que la estructura social y política ha sido puesta al servicio de un violento proceso de captura de renta, en la propia fuente de la renta, en el gobierno.

Las estructuras represivas, como el control de cambio, serian el otro mecanismo redistributivo –negativo- inflacionario, en manos del rentismo refugiado en partidos políticos, organizaciones mercantilistas, logias militares, y hasta el hampa, delincuencia organizada o no, colectivos violentos, grupos todos que obtienen su renta sin esfuerzo y sin compensación social, ni arbitraje social. Los incentivos están servidos para que quienes capturan renta con la hiperinflación sean los mismos que la capturan con el creciente diferencial entre el dólar oficial y el llamado dólar paralelo, es decir, con la devaluación, esta, un morboso fenómeno político que la maneja como mecanismo para generar ingreso fiscal, a raves de la moneda, un impuesto inflacionario, para los privilegiados del poder político y mercantil, a cambio de empobrecimiento del resto de los mortales. Todos asociados del régimen que empobrece todo aquel que se gana su vida honestamente por esfuerzo y con cuidado costo social.

El proceso inflacionario venezolano, persistente durante décadas a dos dígitos bajos, finalmente explotó para convertirse en hiperinflación aun no registrada por quien la genera, el Banco Central de Venezuela, y por orden del gobierno, una hiperinflación fiscalmente generada, como todas. Al gobierno se le agotaron sus recursos, el gasto publico creció 100% en 15 años más rápido que el menguado ingreso fiscal petrolero –por quiebra de PDVSA y – y no petrolero –destrucción del capital privado- que hoy no puede financiar ni la mitad de ese enorme gasto fiscal, excremento de un Estado obeso mórbido que empobrece a sus ciudadanos y se apodera de sus esfuerzos y capital. Sus causales son las clásicas, las mismas de la República de Weimar, solo una diferencia, de tipo legal, pero terriblemente perversa, su resultado final es la destrucción del salario e ingreso real de la gente que es arrastrada en un proceso de masivo empobrecimiento, sin esperanzas de detenerse, sino en una crisis política.

Me refiero a la inexistencia de un entorno jurídico que permita indexar los contratos; es decir, que impida que la escalada de precios se mueva sin la respectiva indexación inmediata en los contratos salariales, tributarios, servicios diversos, etc. que permitan un reacomodo económico como “compensación” aunque rezagada en el tiempo, como si lo hace el fisco, que elimina la indexación para no se encoja el impuesto inflacionario y otros tributos y mantenga el ingreso fiscal dirigido por un mecanismo político de confiscación, para que se convierta en lo que hoy tenemos, un mecanismo de violenta depredación fiscal, dado el desplazamiento ex–ante hacia el fisco del impuesto inflacionario generado en el proceso (híper)inflacionario.

En autos de su debilidad político-institucional, generada por los efectos trasmitidos por caída de la renta petrolera y descapitalización de la economía privada, tanto en la balanza de pagos, como el en el ingreso fiscal -el clásico fenómeno monetario de los déficits mellizos- el gobierno apenas impuesto del mando político, en Enero 2013 y en medio de una acción política que la sociedad civil y asociaciones políticas organizadas en la oposición no pudieron descifrar, por un diagnóstico fatal presentó su primera Ley Habilitante donde el gobierno establecía controles legales y armados militarizando la economía, mercado cambiario, importaciones, precios, ganancias, etc., el gobierno sabía que estaba sin fondos fiscales, solo contaría con la viveza, la mentira y la represión para sostenerse en el poder. Ha tenido éxito, no por comisión solamente, sino por omisión de la oposición.

Fiel a sus querencias ideológicas y a la tensión política que causa el deterioro de la base social que lo ha sustentado políticamente, el gobierno impuso rígidos controles sobre los precios apelando a controlar lo que es incontrolable, visto por la realidad socioeconómica, la escalada de precios, a través de una legislación de emergencia absolutamente funesta y fatal que se unió así a la centralización de las operaciones de cambio, importación, distribución, en todo el complejo empresarial privado, bajo el acoso militar y la expropiación del trabajo honesto.

Lo lamentable de la regulación y control total, fue que la señal que el gobierno envió al mercado en esos dias no pudo ser diseccionada prontamente por las agrupaciones rentistas, organizaciones políticas y la sociedad civil; la oposición por ese camino del mal diagnóstico, contribuyo a una oposición desganada y sin propuestas, y que se ha convertido en un callo ideológico con similares características autoritarias de la que acusa el gobierno y sus organizaciones políticas.

Es curioso que a la opinión pública no le permitieron comprender oportunamente, que quien controla el mercado cambiario a través de los escasos dólares que recibe de la renta del petróleo, y que por razones económicas y financieras, del gobierno y PDVSA, son los mismos que controlan las máquinas de impresión de dinero –BCV- que entrega liquidez en bolívares a PDVSA, todo el que esta requiera, para que esta pueda pagar regalías, impuestos y dividendos, su contribución fiscal. Esos bolívares emitidos sin respaldo alguno, se corresponden con la monetización del déficit fiscal y alcanza a la tercera parte del PIB, un 75% del pago del déficit fiscal.

En otra palabras, el gobierno limita la actividad cambiaria exclusivamente a petrodólares y estos no ingresan a PDVSA para pagar su contribución fiscal, sino que por el contrario, transfieren deuda de PDVSA al fisco para poder amortizar el gasto público –déficit fiscal, deuda que el BCV quema en los mismos hornos donde se queman los billetes sacados de circulación. Esta operación mueve más del 50% de la relación dinero base / liquidez /reservas internacionales. Escudriñando el entorno, podemos encontrar instancias y condiciones materiales que nos dice donde esta verdad. Por ejemplo, promover públicamente el odio y culpar a Dolartoday de abrir el camino para la especulación -en el precio del dólar paralelo; frente a la evidencia de un gobierno cuya acción deliberada en relación al dólar paralelo lo convierte en el único beneficiario de las voladas de la hiperinflación -impuesto inflacionario- y del dólar paralelo -en los diferenciales entre el oficial que el gobierno controla y su precio en el paralelo.

Es decir, la hiperinflación que fluye por estas calles en precios de bachaqueros, mercados negros en matrimonio incestuoso con grupos mafiosos y mercaderes del gobierno junto con militares, que controlan una buena parte de los bienes que dejan las líneas de producción privada y que eventualmente son confiscadas, desviando esos bienes a esos mercados negros donde los precios aparentemente regulados son realizados al costo de oportunidad para esos mercados, el precio del dólar paralelo.

Esta, la única señal que puede materializarse en el mercado, genera precios que el BCV no puede computar porque no recoge en sus sondeos de encuestas de hogares para la estimación de la inflación; porque pese al tradicional el comercio informal, hoy existen organizaciones políticas de rentistas en todos los estratos sociales, bachaqueros, colectivos defensores del poder revolucionario, y otra vasta clientela de auspiciados en misiones y otros esquemas redistributivos, operar en esos mercado bajo el control de mafias, bandas y hasta de nacionalidades específicas que capturan rentas producidos por otros y al amparo de la fuerza armada, frente a los productores naturales reprimidos por la acción del gobierno, de lo que queda de capital nacional privado.

El gobierno prohíbe a al BCV producir la data de la inflación, se busca engañar a la opinión pública, la cual en ocasiones cada vez más numerosa no logra comprender que la relación entre el bolívar y el dólar paralelo, es estrecha, muy estrecha administrada a través del déficit fiscal y de la acción fiscal y financiera que PDVSA ejerce como agente supletorio del gasto fiscal, pero con bolívares inflacionarios que obtiene -como deuda¬- en el BCV para monetizar el déficit en el flujo de caja de PDVSA que se ejecuta como parte del gasto público. El efecto neto de esta corrupta red fiscal es el beneficio obtenido en el doble juego de vender bolívares a un precio creciente paro compran dólares a 6.3, y así volver a venderlos nuevamente a un precio mayor en la espiral del dólar paralelo.

A estas alturas del juego, llamamos la atención porque esos fenómenos de hiperinflación, dolarización y escasez, reflejan que una inflación esperada a fin de año, – en números oficiales- estaría en unos 160%, sin que ello incorpore precios en los mercados negros y otros esquemas informales asociados al gobierno y PDVSA donde estos “dolarizados” permiten que muchos adquieran lo que no se consigue en los mercados formales, tanto los que administra PDVSA y el gobierno, como la red detallista privada. Si registramos esos eventos con ojo de economista no desprevenido, encontraremos que el dólar paralelo opera realengo y relancino y en la sombra muestra el mecanismo de formación de precios aunque oficialmente el BCV no lo recoja. Cuando medimos liquidez, inflación y precios del dólar, encontraremos una funcional correlación que confirma mi afirmación expresada arriba

Es evidente que el gobierno ha particionado la inflación a dos manos, maquillaje a dos manos, una inflación que pasara a tres dígitos largos, digamos que oficial, más otra inflación supletoria de precios que no aparecen en los registros y que configura una espiral explosiva, la hiperinflación. Veamos un ejemplo sencillo de cuanto analizamos arriba. En Enero 2013, una canasta básica, una definición del CENDAS, se adquiría con 1.2 salarios mínimos, hoy 28 meses después, esa misma canasta básica, requieren más de 6 salarios mínimos para ser adquirida. Ello muestra una hiperinflación de 276% de inflación anualizada, y ello sin considerar que una buena cantidad de los bienes definidos en esa canasta básica escasean, por lo que la demanda se orienta a otros bienes donde los precios se marcan de acuerdo al costo de oportunidad mencionado arriba: el dólar paralelo.

En estas condiciones es evidente que el precio del dólar paralelo, hace el mismo juego, pero nos muestra que él es una suerte de velo de la ignorancia que nos dice que la inflación ya está en niveles de hiperinflación desde hace más de dos años, como yo lo advertí oportunamente. Pese a ello, Maduro y Merentes se las han arreglado para hacer ver que ellos tienen razón, que la inflación –oficial – es una representación idónea del costo de vida. En sectores de la opinión pública especializada, se compra la data inflacionaria oficial del BCV para demonstrar que no hay hiperinflación, presentándolos como aliados circunstanciales del gobierno, quizás en el gran paraguas de una oposición encarrilaíta, como el mismo Presidente Maduro lo menciona con frecuencia.

La denuncia documentada y la carencia de un análisis sesudo que devele la irracionalidad de las políticas públicas de controles de precios, pierde prioridad, para consumir el tiempo neciamente en demonstrar que lo que Merentes y Maduro dosifican no es hiperinflación, estos aplauden. Este es un curioso descubrimiento en el mercado de una opinión pública que deja de lado la relación incestuosa entre el dólar paralelo y la emisión de bolívares por parte del gobierno –BCV- para financiar su enorme déficit fiscal. Al negar la hiperinflación como fenómeno visible, dan la razón al gobierno, quien esconde los números de la inflación, quedándose al mismo tiempo sin argumentos para negar lo que no perciben. Ese fenómeno tiene un impacto negativo en la opinión pública restándole argumento a quienes reclaman el impacto empobrecedor que deja la hiperinflación en el camino, en virtud que las reglas de juego impuestas por el gobierno a quienes al final apuestan a que el gobierno probable y eventualmente pueda superar sus propias restricciones, la esperanza del enchufado rentista desde la periferia y moderador de la mala gestión, los grupos de rent- seekers adosados a los intereses de quienes manejan las finanzas del gobierno.

El argumento sigue un paso más allá, porque es precisamente el control de cambio, el puente final cruza el dólar paralelo, para hacerse visible y asequible a todo el que lo demande, dado que la oferta de dólares en el mercado cambiario está restringida por las providencias cambiarias que impiden que en el mercado encontremos dólares producidos libremente. Los controles piden otra cosa, un mercado resignado que le permita a los hombre del gobiernos y grupos asociados, grandes beneficios y captura de renta no compensada en las explosiones del dólar paralelo como el habido esta semana, fenómeno recurrente, fácilmente visible en la data del paralelo desde Octubre 2012, en momentos sujeto a un masivo lavado –legitimación- de capitales que venden dólares en el paralelo, bajo las mismas microestructuras financieras de siempre, y cuya materia prima, la proveen quienes recirculan los petrodólares, los cuales cada vez más escasos son adquiridos con los bolívares cada vez más devaluados, y abundantes. El molino corre el agua con su misma fuerza.

 

Exclusivo para lapatilla.com

 

 

 

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