La Nasa y sus intentos para desplegar paracaídas supersónico gigante

La Nasa y sus intentos para desplegar paracaídas supersónico gigante

Foto AFP
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La Nasa fracasó por segunda vez este lunes en su intento por desplegar un paracaídas supersónico gigante fabricado para hacer aterrizar naves espaciales que transporten humanos al planeta Marte.

Un globo de helio enorme que transportaba el platillo volador y el paracaídas comenzó su ascenso de cerca de dos horas y media a las 17H45 GMT desde una base militar en Hawái, según la retransmisión en directo del canal de la NASA.

La NASA informó luego que el paracaídas se desplegó “parcialmente”, sin brindar más detalles.





Un barco está encargado de recuperar el platillo volador y su caja negra para poder ser analizados y entender las causas de lo sucedido.

Los resultados completos de esta prueba serán dados a conocer el martes a las 17H00 GMT durante una conferencia de prensa de la NASA.

Se trató de la segunda prueba de esta tecnología. En el primer intento, en junio de 2014, el paracaídas se rasgó durante el descenso. La NASA entonces modificó su diseño.

Como la atmósfera de Marte no es muy densa, cualquier paracaídas destinado a suavizar la caída de una nave espacial pesada y que va a gran velocidad tiene que ser particularmente sólido.

La NASA comenzó a probar esta tecnología en 1976 cuando envió su misión Viking con dos robots a Marte. Pero como el objetivo es trasladar astronautas al planeta rojo hacia 2030, la agencia espacial necesita paracaídas de nueva generación, con tecnología más avanzada, que permitan a naves más grandes posarse con suavidad.

El vehículo utilizado para esta prueba, el platillo volador, pesa poco más de tres toneladas, es decir dos veces más de lo que pesan las naves de la NASA que de hecho son capaces de tocar suelo marciano.

El paracaídas (llamado “Low-Density Supersonic Decelerator”, o LDSD) es descrito por la agencia como “el mayor jamás desplegado”. Tiene 30 metros de diámetro y su objetivo es “reducir la velocidad de entrada del vehículo de Mach 2 a una velocidad subsónica”.

Para la prueba, el globo que transportó al platillo volador y el paracaídas subió a una altitud de 37 km sobre el Océano Pacífico. Éste entonces soltó el platillo, que subió aún más alto –hasta 55 km de altitud– gracias a sus cohetes de refuerzo. La nave alcanzó una velocidad de 3,8 veces la velocidad del sonido, o 4.651 km/h.

El desacelerador supersónico aerodinámico inflable, que tiene forma de rosquilla (llamado SIAD, por Supersonic Inflatable Aerodynamic Decelerator), se desplegó entonces para frenar el descenso de la nave hasta una velocidad de cerca 2,5 veces la velocidad del sonido (3.060 km/h).

En ese momento el paracaídas se abrió parcialmente, cuando tenía que abrirse completamente para ayudar al platillo a posarse en el Pacífico, unos cuarenta minutos más tarde.

Esta nueva tecnología debe ser examinada a gran altitud, dado que las condiciones son allí similares a las de la atmósfera de Marte.

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