El presidente Barack Obama autorizó el desplazamiento de 450 soldados estadounidenses suplementarios en Irak para acelerar la formación de tropas iraquíes comprometidas en la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (Isis, por sus siglas en inglés).Reseñó Infobae
Esta decisión tiene como meta “mejorar la capacidad y la eficacia de nuestros socios en el terreno”, indicó la Casa Blanca en un comunicado, en el que precisó que esos soldados, como los 3.100 que ya están en el lugar, no participarán en operaciones de combate.
Medios norteamericanos habían adelantado que se anunciaría el nuevo envío de militares para establecerse en una base en Anbar, Irak, con el objetivo de entrenar al Ejército que lucha contra las milicias.
La caída de Ramadi, capital de la provincia iraquí, encendió el debate sobre la efectividad de la estrategia que lleva adelante el Pentágono contra el grupo terrorista. Se espera que esta ciudad sea ahora el principal objetivo por recuperar, posponiendo Mosul, reducto norteño que cayó en manos del califato exactamente hace un año: el 10 de junio de 2014. Según estima New York Times, eso no pasará antes del próximo año.
Las tropas norteamericanas suplementarias arribarán a comienzos del verano del hemisferio norte. Tendrán a su cargo la formación de milicias tribales sunitas y las que dependen de Bagdad. Según fuentes citadas por NYT, el anuncio “es un ajuste para tratar de darles el entrenamiento más adecuado a las unidades correctas”.
Para que el énfasis que ha puesto el Comando Central norteamericano en recuperar Mosul se vea reflejado en la realidad, es crítico que las tropas iraquíes estén convencidas de que el objetivo es viable. Algunos oficiales opinan que el calendario inicial no era realista: en febrero se planeaba retomar la ciudad antes de la primavera, es decir, antes del ya cercano 21 de junio.
El nuevo plan establece en Al Taqqadum, una base iraquí cercana a Habbaniya, el nuevo centro de formación de tropas a cargo del Ejército de los Estados Unidos. Se encuentra en medio de dos reductos terroristas: Fallujah y Ramadi. Con la llegada de las nuevas unidades, el número de soldados en Irak se elevará a 3.550.
Entrenar sí, combatir no
“Las opciones incluyen enviar entrenadores adicionales”, reveló el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, Alistair Baskey. A pesar de las críticas de las últimas semanas, Washington se resiste a poner en combate a su personal de tierra, incluso como espías para ayudar en la identificación de los objetivos de los bombardeos.
Tener la mira en Anbar es necesario por la importancia político-social de mantener como aliadas a las numerosas tribus sunitas que dominan la región, cercana a Bagdad y limítrofe con Jordania y Arabia Saudita. La coalición no puede darse el lujo de desatender ese territorio por apurarse a avanzar sobre Mosul.
Después de algunos meses en los que el Isis parecía perder terreno tras su expulsión de Kobane (Siria) más la pérdida de Tikrit y otros territorios en Irak, Ramadi ha sacudido una vez más el tablero. Borró de un plumazo los rumores sobre la crisis de conducción en Isis que se habría producido por las heridas presuntamente sufridas por el califa Abu Bakr al Baghdadi.
Para responder a esta nueva avanzada, los EEUU evalúan que las tribus leales y el Ejército de Bagdad necesitan tener unos 10.000 soldados operativos que hayan pasado por el entrenamiento intensivo. En la actualidad, la cifra alcanza apenas a 5.500.