NTN24: La “revolución” que pincha, pero no escucha

NTN24: La “revolución” que pincha, pero no escucha

La Constitución, la Ley sobre Protección a la Privacidad de las Comunicaciones, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Ley Anticorrupción, cuando menos, han sido violadas en los casos de pinchazos que comenzaron en la Venezuela socialista del fallecido Hugo Chávez, pero que fueron estelarizados durante el mandato de Nicolás Maduro, desde 2013.

Héctor Pereira / NTN24 Venezuela

Y es que las comunicaciones personales han sido blanco del chavismo en los últimos años. Dirigentes opositores, líderes estudiantiles y sus respectivos entornos adolecen de pertenecer al selecto grupo de mayor vulnerabilidad en el que la privacidad no existe y la intimidad es el molusco que debe ser arrancado de su caparazón para ser mostrado y acuchillado.
“Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan” decía el novelista irlandés Óscar Wilde en el siglo XIX. Casi doscientos años después, al otro lado del Atlántico, el gobierno venezolano hace caso omiso de esta advertencia y obliga a los ciudadanos a escuchar chuzadas. Y, aunque el mismo régimen no escucha, sí infiltra conversaciones, invade la privacidad de un encuentro entre dos o más personas y lo saca a la luz pública como la noticia del día.





Una decena de grabaciones obtenidas de manera ilegal han sido transmitidas por el canal del Estado, Venezolana de Televisión, durante los últimos tres años. Presuntas declaraciones del padre del excandidato presidencial Henrique Capriles, de los presos políticos Leopoldo López y Daniel Ceballos, de la dirigente opositora María Corina Machado y de militares “golpistas” o estudiantes “tarifados de la derecha” han sido exhibidas en la misma pantalla que pagan todos los venezolanos.

Los argumentos del oficialismo siempre han sido, de la boca para afuera, la defensa de la verdad y de la revolución. En este afán, han acusado a la oposición política hasta el punto de criminalizarla mediáticamente, y han desvirtuado movimientos de la disidencia cívica como las protestas antigobierno que sacudieron al país durante 2014 cuando centenares de miles de personas marcharon en todo el país para exigir la renuncia del presidente.

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