William Anseume: “Misión” Tercerizados y la universidad

William Anseume: “Misión” Tercerizados y la universidad

thumbnailWilliamAnseume“Misión” limitada

La “Misión” Tercerizados, maquiavélicamente trazada por el comandante presidente difunto, según la cual este año se aumentaba más groseramente la plantilla de trabajadores gobierno-dependientes, con el fin supremo de sumar votos para las elecciones parlamentarias, no cumplirá su objetivo a cabalidad.

¿Por qué?





La criminalidad (muertos a granel, robos a granel, armas a granel, droga a granel, corrupción a granel, es casi lo único que  abunda  en la era revolucionaria chavista), los niveles de injusticia o la total carencia de judicialidad, como no sea para procesar lo muy evidente o “ajusticiar” contrarios;  la inflación indetenible, la falta de producción, el acabamiento de la empresa privada, las diversas escaseces: alimentos, medicinas, luz, agua y demás servicios mínimos para un funcionamiento aunque sea rutinario de la vida pública o privada; las colas incesantes, los límites extraordinarios a la libertad de expresión (censura, autocensura, cierre de medios, coacción, ocultamiento de información, persecución), la incapacidad de discutir contratos colectivos provechosos, la agresión permanente a los educadores, a las instituciones de instrucción y formación y, sin duda, la muerte, aprisionamiento, tortura, desaparición de agentes políticos (estudiantes, miembros de partidos, luchadores de algo), nos llevan a precisar una situación de nave al garete, dirigida sin retorno hacia un enorme peñasco. Esto impide, claro, algún tipo de avance político-electoral del gobierno. De allí que no pueda, porque no le sale, indicar cuándo serán las elecciones parlamentarias. No percibe el momento ideal para echarse  la soga al cuello; de allí su límite mortal: diciembre 2015, y parte sustancial de la casi inutilidad de la “Misión” Tercerizados.

Tercerizados y universidad

En su voracidad política, el gobierno sólo entiende, malamente, que cualquier emisión de dinero de su parte es una compra de conciencia. Nos quiere ver a todos convertidos en meretrices mal pagadas, pero complacientes a sus designios de todo poderoso. Entre muchos otros factores, ése es su violento choque con la conciencia universitaria. Parece interrogarse con odio: “¿le pago y no es mía?” La universidad no se prosterna ante el poder que suelta el billete, sino que se rebela y duro, con chocancia.

La tercerización y sus efectos no es de mayor interés para el gobierno en la universidad, aunque le sería sumamente fácil incorporar a trabajadores alternos, porque hasta baratos le salen, ya les paga indirectamente, sólo sería cuestión de aumentar algún beneficio de los del personal fijo y ya: a nómina. Aún así no serían trabajadores cuasi prostitutos que garanticen su gobierno-dependencia, porque serían trabajadores universitarios, libres y rebeldes.

Algunos obreros meten bulla en la universidad, la mayoría de ellos enviados por el gobierno para disociarlos de sus intereses vitales: el indispensable aumento que no llega, la ampliación de sus reivindicaciones sociales. La decisión: destercerizarlos o no, ya está tomada por el ministrico que destercerizó a los de CANTV, pero los usan políticamente, contra las autoridades rectorales, para que cedan el resquicio de autonomía que queda, para buscar que se conviertan en electores y así vulnerar más la institucionalidad universitaria, para finalmente adueñársela. Destercerizarlos a todos, según el gobierno, le permitiría ganar las elecciones parlamentarias. Pero, una vez más se equivocan. No son necios los trabajadores; obrero no es sinónimo de bruto. Tiro y culata llegarán de nuevo a sus acuerdos.

La “Misión Tercerizados” en la universidad, en el país, fracasó tan rotundamente como la propuesta político-ideológica vacua del socialismo del veintiún siglo. No dominarán las universidades; no ganarán las elecciones parlamentarias. El país tomará otro rumbo; esquivara el peñasco y habrá timón, con buen tiempo para navegar.

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