“El ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad”, decía nuestro Libertador, Simón Bolívar.
Cuan distante está esa célebre frase de la realidad que vivimos y sufrimos en Venezuela. Y qué oportuno recordarla a 204 años de la firma de nuestra Independencia; una independencia que está herida de muerte, pero que podemos recuperar, unidos, el próximo 6 de diciembre.
No se puede hablar de independencia, en una nación donde no existe el más mínimo respeto hacia los derechos fundamentales de los seres humanos. Donde su gente no puede salir tranquila a la calle, por temor a ser atracada o asesinada en manos del hampa. Donde los crímenes quedan impunes, y pensar diferente es un delito. Donde las libertades están secuestradas. Donde el derecho a la vida, a la salud y a la alimentación no está garantizado. Y pare usted de contar…
Nos tratan como esclavos, ignorando el sueño supremo de quien dio su vida para hacernos libres. Intentan humillarnos, controlando lo que comemos o dejamos de comer; obligándonos a colocar el dedo en una maquina captahuellas para fiscalizar lo que compramos. Apuestan a la ignorancia y miseria de todo un pueblo para mantenerse en el poder. Como bien advertía el padre de la Patria: “La esclavitud es hija de tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”. Ése es su juego.
Somos cautivos de una gestión que en 16 largos años solo ha cosechado odio y destrucción en Venezuela. Que lejos de atraer tranquilidad, empleo, progreso y prosperidad, nos ha sumido en retroceso, sin mirar hacia los lados, ni escuchar consejo. Como si fuera parte de un plan perverso apara acabar con nuestra hermosa patria.
Tenemos el salario mínimo más bajo del continente. Tanto que tendríamos que multiplicarlo por 5 para poder comprar la cesta básica, si la conseguimos. Ni hablar de la escasez de alimentos y medicamentos, del secuestro de la libertad de información y expresión, y de los altos índices de criminalidad.
Problemas que nos acechan día a día, pero que sin duda alguna estamos dispuestos a superar. El 6 de diciembre firmaremos nuestra nueva acta de Independencia. Siendo mayoría en el Asamblea Nacional, estaremos a un paso de ese futuro que tanto soñamos.
¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!