Bernard Horande: La manzana podrida

Bernard Horande: La manzana podrida

thumbnailbernardhorandeHace unos días salió publicada una fotografía de una manzana verde en un supermercado venezolano. Marcaba Bs. 1.029,50 como precio “justo” (la creatividad criolla ahora los llama precio “susto”…).

Una corta estancia en los Estados Unidos me ha permitido revisar algunos precios en supermercados. Entre otros, el de las manzanas verdes. La libra de manzanas en ese país cuesta $1.29. Dos manzanas pesan aproximadamente una libra, resultando el precio de una manzana en unos $0.65. Al cambio del dólar libre en Venezuela: Bs. 345. Es decir, mucho menos que los Bs. 1.029 arriba señalados.

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Un paso más allá de los precios netamente nominales, no se puede evitar hacer una comparación del poder adquisitivo entre ambos países. Soy de los que creo que las cifras macroeconómicas son muy importantes, sí. Pero al final, la microeconomía, la pequeña pero sabia economía del bolsillo del consumidor común, es la que cuenta. Y el poder adquisitivo es un buen indicador.

Resulta que con un salario mínimo rondando los Bs. 7.300, un venezolano podría comprar unas 7 manzanas al mes. Con un salario mínimo rondando los $ 1.200, un norteamericano podría comprar ¡1846 manzanas!…

Otro ejemplo. Un vehículo usado muy decente en Estados Unidos puede costar unos $12.000. En Venezuela, unos Bs. 2.500.000, quizá más. Al ciudadano norteamericano le hace falta solamente 12 meses de salario mínimo para comprarlo. Al venezolano, ¡342 meses!

Vamos a la tecnología, un área en la cual los precios van bajando en la medida que la ciencia avanza. Un iPhone 6 desbloqueado en Estados Unidos cuesta solamente un poco más de la mitad de un salario mínimo mensual. En Venezuela: 58 salarios mínimos. Desproporcionado totalmente.

Finalmente, algo tan común y casero como el tomate. Mientras un norteamericano con su salario mínimo podría comprar (a $1.60 el kilo) unos 750 kilos de tomate al mes, el venezolano (a Bs. 248 el kilo) podría solamente comprar 30 kilos.

Estos sencillos ejemplos solamente reflejan la distorsión económica a la que nos han llevado los absurdos intentos de socialismo chavista en estos 16 años. No hay comparación con la próspera economía de países donde la libertad de empresa no es bloqueada o atacada, sino, muy por el contrario, estimulada.

No hay discurso de “guerra económica” que valga frente a estas realidades. Somos víctimas del terco empeño de unos ilusos sin oficio. Unos sabihondos creyentes de teorías comunistas desechadas hace tiempo en todo el planeta. Ellos han llevado a que los venezolanos tengamos que vivir con infinidad de penurias.

El consumidor venezolano hoy es un ser absolutamente impotente ante la arbitrariedad de un régimen que sólo cree en controles. Controles y más controles en la vida de cada uno de los ciudadanos, tal como si fuéramos esclavos o inútiles a quienes hay que dirigirlos.

Regresando a las manzanas, este próximo 6 de Diciembre tenemos la gran oportunidad de comenzar a acabar de una vez con una manzana podrida en concreto: esa que está claramente representada en quienes mandan en Venezuela hoy.