Julio César Arreaza B.: Consalvi el pensador

thumbnailjuliocesararreazaSimón Alberto Consalvi constituye un pensador clave del siglo XX y XXI venezolano, siendo un hombre de la cultura le tocó ejercer importantes funciones públicas que le permitieron reflexionar y hacerse una idea clara de lo que es un régimen democrático y su peso en la vida nacional, lo calificamos de estadista.

Junto con el presidente Jaime Lusinchi, un pensador político agudo, aunque algunas almas mezquinas no lo quieran reconocer, fijaron meridianamente algunas ideas que señalaremos en forma de lineamientos, para cumplir con el mandato del pueblo para el período presidencial 1984-1989.

El pueblo pone sobre el nuevo gobierno la carga de los viejos problemas no resueltos y la de los todavía más onerosos, engendrados recientemente. La dimensión del mandato soberano, da la medida de la esperanza popular y cuantifica la magnitud de nuestras responsabilidades.





El Presidente es de todos los venezolanos y esto priva por sobre cualquier otra consideración.

La verdad es un valor esencial de la república y hay que decírsela a la nación en todas las instancias, sólo el conocimiento de ella nos llevará a todos a una toma de conciencia indispensable sobre la situación del país y también sobre sus posibilidades, que son firmes y grandes.

Es necesario iluminar y mostrar la realidad, porque el regocijo, basado en promesas falsas y en la ignorancia es frágil y peligrosamente desorientador.

Venezuela es a la vez creación y víctima de un fenómeno bien conocido: el súbito estallido de una riqueza fácil y casi gratuita, exacerbada por el alza repentina de los precios del petróleo. Esta contingencia, que puso en nuestras manos la posibilidad inmediata de realizar grandes ambiciones, desencadenó en nuestra sociedad cambios radicales y agravó en la colectividad nacional nefastas tendencias al despilfarro, la malversación y el aprovechamiento ilícito.

En nuestro país tres dictadores se repartieron casi la mitad de su historia, los  civiles y militares, hoy día, tenemos la convicción de que la democracia es ya una experiencia y un modo de vida espontáneo e irreversible. La hemos puesto a prueba y ha sobrevivido.

Reconocemos los errores y flaquezas del vivir democrático, pero sabemos que es el único sistema capaz de rectificarse a sí mismo, el único capaz de permitir y garantizar la participación ciudadana y el único en que los gobernantes tienen que someterse al veredicto de sus electores.

Urge la reforma integral del Estado, una definición más contemporánea de sus funciones, una adaptación de su papel a los nuevos tiempos y a los nuevos retos es apremiante. Tenemos un Estado sin control, un Estado que unas veces asalta y otras es tomado por asalto. Un Estado muy rico, repentinamente comprometido.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

@JulioCArreaza