Cipriano Heredia: La estafa roja sobre el Esequibo tricolor

Cipriano Heredia: La estafa roja sobre el Esequibo tricolor

La semana pasada los venezolanos fuimos víctimas de uno de los más perversos intentos de manipulación política que se haya registrado en nuestra historia. Nicolás Maduro, otrora Canciller de la República y hoy Presidente en funciones, asistió a la Asamblea Nacional para rasgarse las vestiduras por un Territorio en Reclamación que nunca reclamó, por una soberanía que nunca ejerció, por un Acuerdo que nunca invocó y por un nacionalismo que nunca sintió ni practicó. Además, escogió con pinzas contra quien enfilar las baterías, obviando olímpicamente tanto su directa responsabilidad en el despojo que hemos sufrido, como el hecho concreto de quien otorgó las concesiones que hoy reclamamos, y a quien más se las otorgó aparte de la Exxon.

En efecto, en cuanto a la responsabilidad de este Régimen, Maduro nos echó el cuento de cómo se gestaron el Laudo Arbitral de París en 1899 (a través del cual ciertamente una componenda imperialista nos despojó de una parte de nuestro territorio) y el Acuerdo de Ginebra en 1966 (mediante el cual los gobiernos de Betancourt y Leoni lograron reactivar el reclamo y apuntar hacia una solución negociada), pero con su cara muy lavada omitió por completo lo que Chávez y él hicieron y dejaron de hacer con relación al Esequibo, lo cual puede resumirse en una actitud totalmente entreguista.

Es así como no fue dicho, por ejemplo, como Chávez declaró en 2004 desde Georgetown, que él no se opondría a que Guyana otorgara concesiones unilateralmente en territorio del Esequibo, si las mismas eran para desarrollo de la región. Esto fue obviamente aprovechado por el gobierno guyanés, el cual se quitaba de encima 40 años de Política de Estado de los gobiernos venezolanos, que siempre se opusieron a tales concesiones en el marco de lo establecido en el artículo 5 del Acuerdo de Ginebra.





Tampoco habló Maduro de la intervención de Chávez en el marco de la Cumbre de Río en 2008, donde de manera insólita hizo ver que el Acuerdo de Ginebra (único instrumento vigente y válido que ampara nuestra reclamación) no era más que una suerte de treta de los imperios para ponernos a pelear con Guyana y derrocar al entonces presidente Burham, tras lo cual sumó frases, acciones y omisiones que constituyeron prácticamente una suerte de desistimiento de nuestros derechos sobre el Esequibo.

Mucho menos hizo referencia Maduro a su propio legado nefasto como Presidente, pasando por debajo de la mesa deliberadamente que este Gobierno removió de su puesto al Almirante Belisario Martínez, quien detuvo en octubre de 2013 a la embarcación Teknik Perdana, la cual incursionó en nuestras aguas desarrollando labores de exploración con autorización de Guyana. Es decir, sancionó a un Altísimo Oficial de nuestra Armada por cumplir con su deber y hacer respetar nuestra soberanía.

Tanta fue la complicidad, negligencia y entreguismo de Chávez y Maduro a lo largo de estos años, que Guyana ahora descarta el mecanismo del Buen Oficiante y prefiere la vía de un Arbitraje o Juicio en un Tribunal Internacional, porque sabe que a su favor opera la figura de la “Aquiescencia” por parte de Venezuela ante muchas situaciones, lo cual podrá demostrar con cierta facilidad

Por otro lado, Maduro y el Gobierno concentran su fuego en la Exxon Mobile y más recientemente en el nuevo Presidente de Guyana David Granger. No obstante, lo que no dicen es que quien otorgó las concesiones vigentes fue el Expresidente socialista Donald Ramotar, aliado histórico de los Castro y amigo de Chávez, a quien a través de la complicidad se le ganó para las apoyar al Gobierno venezolano en la OEA y la ONU, así como para facilitar las relaciones con el Caribe. Todo ello por supuesto bajo la influencia de Cuba, cuyo régimen siempre apoyó a Guyana respecto al Esequibo.

Tanto fue el nivel de complicidad y entreguismo de Chávez y Maduro con Ramotar, que cuando la opinión pública empezó a presionar por la actitud negligente del Gobierno respecto a las concesiones otorgadas por Guyana y las labores de exploración que realizan las transnacionales en aguas y territorio venezolano, la canciller Rodríguez optó por mandarle sus quejas a la Exxon, como si se tratara de una polémica con una empresa, en lugar de enviarle Notas de Protesta formales al Gobierno de Guyana, que es quien le dio el palo al ciego y el que representa al Estado con el que tenemos la controversia sobre un territorio concreto.

En conclusión, la nueva postura del Gobierno de Venezuela frente a Guyana respecto al Esequibo es una burda jugada oportunista y electorera, una estafa política carente de verdadero sentimiento nacionalista y encapsulada dentro del discurso polarizador del Régimen en cuanto al siempre necesario enemigo externo. Quienes de verdad hemos defendido la soberanía del Esequibo no debemos caer en el chantaje oficialista de que si no apoyamos al Gobierno estamos contra nuestra pretensión histórica de recuperar el Esequibo y no somos patriotas. Eso es un falso dilema.

Sólo cuando este Gobierno denuncie a Ramotar y no sólo a Granger, cuando reconozca sus graves culpas y negligencia que permitieron el avance de Guyana, cuando ejerza un verdadero y eficaz patrullaje en las zonas en cuestión, cuando remueva oficialmente a Chadertton como representante de Venezuela para las negociaciones, cuando deje de denunciar sólo a la Exxon y diga claramente que Rusia, China y Brasil también forman parte del festín y no sólo en el área petrolera, cuando le exija a la CARICOM respeto y les lea la cartilla recordándoles todo lo que han recibido de Venezuela pero no dudan en cuadrarse con Guyana, y cuando le quite a ese país la cómoda cuota y que le asigna Petrocaribe, podríamos empezar a considerar que la nueva actitud del Gobierno venezolano frente al Esequibo, es en serio.

Mientras tanto, quienes hemos estado con El Esequibo de manera sincera y lineal ayer, hoy y siempre, lo seguimos defendiendo desde nuestras trincheras de lucha, pero no tenemos obligación de apoyar jugadas acomodaticias del Gobierno y denunciamos su falso nacionalismo. Patriota es el que cuida su país en todo momento y en cualquier circunstancia, no el que toma o suelta la bandera tricolor a discreción o movido por afinidades ideológicas.

*Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Directivo del CPFC
Email: [email protected] Twitter: @CiprianoHeredia